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Con una sola frase, el presidente del Senado, Silvio Ovelar, dejó en claro el principal problema del movimiento Colorado Añetete, que está integrado por colorados tradicionales y por los que no son colorados, todos los cuales forman parte del gobierno. Esto quedó a la vista en el conflicto del MEC, y el presidente de la República, en algún momento, tendrá que optar por alguno de los 2 sectores que integran, y dividen, su gabinete.
ASUNCIÓN.- Eduardo Petta es colorado, ahora. Pero si repasamos solamente su historia reciente, estaba afiliado a la ANR; renunció cuando vio que no tenía espacio para ningún cargo electivo; se afilió al Encuentro Nacional y fue electo senador por dicho partido; ya ocupando su banca renunció al PEN y volvió a la ANR; y, cuando se dio cuenta de que, para ganar puntos con el líder de Colorado Añetete –la disidencia de ese momento- había que atacar a Horacio Cartes, pronto se volvió íntimo de Mario Abdo Benítez.
Y en un momento en el que se sabe de la primera crisis del gabinete, con menos de 100 días de trabajo, cuando se dice de todo y se lanzan acusaciones de un grupo a otro, todos de Añetete, es Ovelar el que pone los puntos sobre las íes. El conflicto está en la variopinta integración del gabinete, dividido entre colorados tradicionales y el resto del mundo, colorados de nombre, pero sin militancia.
En una entrevista radial, en la que aseguró que no habría quiebre en Colorado Añetete como consecuencia del conflicto del MEC, Ovelar dijo que “para mí, dentro de Añetete (y el gobierno) hay una sola disyuntiva; una posición más colorada, más tradicional, y otra absolutamente no colorada, con códigos totalmente diferentes”.
Y, a pesar de reconocer que es obediente al líder del movimiento, dejó aclarado cuál es el sector al que pertenece. Yo soy leal a mi especie, yo pertenezco a la fauna política”, afirmó, contundente.
Justamente en el conflicto del MEC quedaron a la vista ambos sectores; el ministro, no colorado o colorado sin militancia, y la ex viceministra, Nancy Ovelar, de trayectoria partidaria reconocida, al igual que su hermana, la senadora Blanca Ovelar. El resultado ya se conoce, el presidente optó por el ministro, a pesar de no tener militancia. Esto hizo, posiblemente, que reaccionaran políticos de raza, como el mismo Beto Ovelar o Enrique Bacchetta, quienes se mostraron molestos. Por ahora, parece que el agua no llegó al río; habrá que ver qué pasará en la próxima crisis.
