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ASUNCIÓN. En un país en donde un alto porcentaje de niños y adultos deben dar clases en escuelas que se caen a pedazos, cuando existen, o bajo la sombra de un árbol, el planteamiento del Ministerio de Educación, de “salvar” el año escolar a través de las clases virtuales parece más un chiste que otra cosa.

Desde la Federación de Estudiantes Secundarios llevan tiempo denunciando que, de implementarse este sistema, el 70% de los alumnos del país quedarán fuera del sistema. Sin embargo, el ministro Eduardo Petta insiste con que las clases online pueden suplantar las presenciales, que pareciera que no se reiniciarán hasta fin de año.

La realidad publicada en HOY, en donde niños indígenas de Paso Barreto, un lejano distrito del Departamento de Concepción, dan clases de manera tan precaria, golpeando con su pobreza y precariedad, es apenas una muestra de lo que ocurre en gran parte del territorio nacional.

Quienes tienen celulares en Paso Barreto son pocos, y los aparatos apenas sirven para llamadas; la posibilidad de conectarse a Internet es algo que ni siquiera saben cómo se hace. De acuerdo a los datos recabados, apenas hay una pareja que tiene un aparato que podría conectarse a Internet, si en la zona hubiera conexión, claro.

Si las autoridades del gobierno y, especialmente, del MEC, no contemplan esta realidad, ningún plan de contingencia servirá para nada y la brecha entre quienes tienen mayor capacidad económica y los que viven en la marginalidad será aún mucho más grande.