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ASUNCIÓN. Tal como se había anunciado, el abdista Colym Soroka y el cartista Basilio Núñez pidieron la anulación del punto 4 del acta de la sesión de la semana pasada, que trata de la expropiación de 1.500 hectáreas de unas tierras racionalmente explotadas en Tacuatí, Departamento de San Pedro.

El enfrentamiento tiene 3 aristas bien claras: los que quieren la anulación del acta; los que defienden contra viento y marea la expropiación con el argumento de que hay que beneficiar a los compatriotas, por un problema de soberanía, como el liberal Pastor Vera Bejarano; y quienes están en contra de la expropiación pero se oponen a que el acta sea modificado, porque se convertiría en un documento de contenido falso, ya que mentiría sobre lo que ocurrió la semana pasada, entre quienes están el patriaqueridista Sebastián Villarejo y los liberales Celso Kennedy y Celeste Amarilla.

La discusión continúa en este momento y los ánimos se están caldeando cuando crecen de decibeles las acusaciones. Específicamente Amarilla acusó a su correligionario Vera Bejarano, de tener intereses creados en la expropiación ya que las tierras en cuestión son lindantes con algunas que pertenecerían a un pariente suyo, lo que fue desmentido por el afectado, quien consideró que se lo estaba calumniando.

Kennedy fue el que advirtió lo peligroso que puede resultar que se modifique el acta anterior, porque este debe reflejar exactamente lo que ocurrió en la sesión de marras. “El acta es el canal irrefutable de lo que sucedió como hecho en la plenaria, como hecho oficial de lo que ocurrió; y cuidado con eso porque para que se convierta en un documento oficial, debe decir la verdad, tal como sucedió. Y la verdad se define como una concordancia con los hechos. Y si en el acta se trascribe un hecho que no ocurrió, se convierte en un documento de contenido falso y ese es un delito que Diputados no puede agregar a su currículum de vergüenza”, afirmó.

Todo parece indicar que el debate aún durará mucho tiempo más.