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El Partido Demócrata recuperó el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, tras ocho años de mayoría republicana y dejó debilitado lo que resta del mandato de Donald Trump. El propio presidente consideraba estas lecciones como un referéndum sobre su gestión, pero los resultados podrían complicar el segundo tramo de su gobierno y abrir una serie de investigaciones en su contra. No obstante, Trump pidió que ambos partidos trabajen juntos.
ASUNCIÓN.- El golpe, sin embargo no fue tan duro para el jefe de la Casa Blanca porque el Senado permanecía al menos hasta esta noche en manos republicanas.
Los demócratas finalmente consiguieron los escaños necesarios para recuperar una mayoría en la Cámara de Representantes que los republicanos ostentaban desde 2011. En el Senado, por el contrario, el mapa era mucho menos favorable para los progresistas, porque tenían que defender más asientos que los republicanos, y en estados especialmente conservadores.
Con el triunfo ajustado y clave del senador Ted Cruz en Texas y de Mike Braun en Indiana (arrebató una banca a los demócratas), los republicanos conservaron el Senado e incluso podrían aumentar la cantidad de bancas que tenían hasta ahora. Se votó la renovación total de la cámara de representantes (435 diputados), 35 senadores y 36 gobernadores. La ola azul (el color con el que se identifica al partido demócrata) fue más bien una “onda”, señaló en la noche del martes la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, anticipando la reacción del presidente Trump.
Las elecciones de medio mandato siempre destilan aroma a plebiscito, pero estas lo han hecho especialmente, ya que Trump se ha colocado en el centro de la campaña, como candidato omnipresente en múltiples mítines. Las legislativas también suelen servir de castigo al presidente. Salvo escasas excepciones, los partidos del Gobierno siempre han perdido escaños desde Franklin D. Roosevelt. En el caso de Obama, en 2010, los demócratas perdieron la mayoría de la Cámara de Representantes, aunque la debacle llegó en 2014, cuando el dominio conservador aumentó y se extendió al Senado.
Al perder los republicanos el control de la Cámara de Representantes, el mandatario tendrá dificultades para aprobar determinadas leyes, como reformas impositivas, de salud o migración. Pero hay algo que podría complicarlo aún más: podrían activarse diversas investigaciones que lo involucran y que hasta ahora están dormidas, como las vinculadas al “Rusiagate”, el escándalo por la injerencia rusa en la campaña de 2016.
Los resultados de estas pesquisas podrían sentar las bases para un “impeachment”, o juicio político, que puede ser iniciado con una mayoría simple en la cámara baja, aunque definitivamente no prosperaría porque el grupo juzgador, el Senado, necesita dos tercios de los votos para destituir al jefe de Estado.
TRUMP PIDIÓ “TRABAJAR JUNTOS” TRAS LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS
Si bien pidió unidad y expresó sus deseos de trabajar con los demócratas, el presidente Donald Trump, también advirtió que si inician investigaciones en su contra desde, le otorgará puntos políticos de cara a las elecciones presidenciales de 2020. “Si eso ocurre (y me investigan), vamos a hacer lo mismo (contra los demócratas desde el Senado), y el gobierno se paralizará”, dijo Trump en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.
“Ojalá todos podamos trabajar juntos el próximo año para seguir cumpliendo con el pueblo estadounidense”, dijo e indicó que ambos partidos podrían buscar soluciones en temas como la salud, la infraestructura, el comercio y el crecimiento económico.
EL PRESIDENTE REITERÓ QUE LOGRARON UNA GRAN VICTORIA
El presidente estadounidense Donald Trump, volvió a calificar los resultados de la elección legislativa del martes como una “gran victoria”, pese a que el oficialismo cedió a la oposición el control de la Cámara Baja, y saludó a aquellos partidarios que trabajaron a su lado en la campaña en respaldo de sus políticas y principios.
Trump reforzó su postura y dio pocos indicios de plantear un giro de cara al nuevo tablero político que tendrá Estados Unidos a partir de enero. Según su análisis, los votantes recompensaron a aquellos candidatos que se mostraron más alineados con respecto a su retórica.
“A aquellos que trabajaron conmigo en esta increíble elección de medio término, abrazando ciertas políticas y principios, les fue muy bien. Aquellos que no, ¡digan adiós! Ayer (por el martes) fue un muy buen triunfo”, escribió este miércoles en su cuenta de Twitter.
Muchos republicanos que perdieron sus escaños eran moderados de distritos mayoritariamente suburbanos que intentaron mantenerse a cierta distancia de Trump y su retórica, pero perdieron de todos modos. Su salida deja un núcleo reducido dominado por los conservadores de áreas rurales, cuyos electores apoyan de manera abrumadora al mandatario. Una de las excepciones a este recambio es la entrada de Mitt Romney, líder republicano que promete poner freno a las posturas más controversiales del presidente.
