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LONDRES. La economía británica sufrió en 2020 su mayor recesión en 300 años. Se contrajo un 9,9 por ciento, según mostraron las primeras estimaciones de la Oficina de Estadísticas Nacionales, ya que las restricciones para contener la pandemia se cobraron un grave precio.

El sector de los servicios del país, que ha estado cerrado durante gran parte del año pasado debido a los cierres, disminuyó un 8,9 por ciento.

Sin embargo, el país parece estar a punto de evitar una doble recesión, que habría sido el resultado de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo tras la recesión de la primavera de 2020.

En los últimos tres meses del año, el producto interior bruto subió un 1 por ciento respecto al trimestre anterior, más de lo que esperaban la mayoría de los pronósticos.

A pesar de una nueva cepa más contagiosa del coronavirus, las empresas pudieron adaptarse a las restricciones y las escuelas permanecieron abiertas en la segunda mitad del año pasado.

Se espera que la economía se contraiga de nuevo en los primeros meses de 2021, ya que la mayor parte de Gran Bretaña se encuentra bajo un estricto bloqueo tras el pico invernal de casos.

Pero el rápido despliegue de las vacunas ha reforzado las expectativas de una recuperación económica optimista más adelante en el año.

El Banco de Inglaterra espera que la economía vuelva a su tamaño anterior a la pandemia a principios de 2022.

Un estudio de los datos históricos realizado por el banco central muestra que la recesión del año pasado fue la peor desde 1709, el año de la llamada Gran Helada, un invierno extraordinariamente frío en Europa. (Con información de Clarín)