ADN Digital
La orfandad en la que está el grupete de disidentes y opositores es cada vez más evidente. Ya no solo se nota la falta de apoyo popular que tienen, sino que hasta ese otro país, el que trabaja y produce y no se guía por espejismos, ha resuelto darle la espalda, harto de las confabulaciones donde lo único que hacen es pretender, en vano, es cierto, ensuciar este proceso de desarrollo que se inició hace más de 3 años.
Cuando el presidente de uno de los gremios más importantes del país, la Unión Industrial Paraguaya, exige el fin de las hostigaciones a las gestiones técnicas y económicas, con argumentos políticos, hay que tomarle en serio, porque su opinión es el reflejo de todo lo que piensa el sector productivo del país.
Eduardo Felippo no se anduvo con vueltas a la hora de criticar duramente la campaña emprendida por el grupete de senadores en contra de la emisión de bonos soberanos por simples apetencias políticas. Fue aún más allá cuando aseguró que “a todos nos gustan los viaductos y rutas asfaltadas”, justamente los ítems que se verán beneficiados con el dinero que conseguirá el gobierno en préstamos internacionales que serán solventados por los bonos del Tesoro.
Aunque no lo mencionó específicamente, lo dicho por Felippo se refiere también a la descontrolada y sistemática campaña de disidentes y opositores a lo que llaman el “grave endeudamiento del país” y refleja la diferencia entre 2 posiciones bien claras, una, la que quiere que Paraguay siga avanzando, adquiriendo una infraestructura acorde a los desafíos del mundo globalizado en el que vivimos; y la otra, agorera, retardataria y oscura, que se empecina en que vivamos como lo que hemos sido hasta ahora, un país pobre, sin oportunidades ni desafíos, sumergido en un mar de corrupción e incompetencia, con la cabeza enterrada y rendido ante un destino lamentable.
Un país que avanza debe contratar y asumir créditos. Esto es así aquí y en la China. Vivir al día no es ninguna posibilidad de nada. Así que para mejorar nuestra condición y acercarnos a nuestros vecinos, con quienes debemos aprender a competir de igual a igual, tenemos que endeudarnos, y, sobre todo, debemos ser capaces de responder a esos compromisos internacionales para mantener la seriedad y no mostrarnos como mercachifles.
El grupete está cada vez más solo. Ni la ciudadanía ni el sector productivo y trabajador ven en él la más mínima posibilidad de ser considerado una opción válida en el 2018. Y esto no es culpa de nadie más que de ellos, estos comerciantes de la política y de las esperanzas de la gente, que han ido demostrando con mayor firmeza que no son más que aprovechadores, sin ninguna noción de lo que significa trabajar por el país.
Como entre ellos hay personajes con ambiciones de llegar a la Presidencia de la República, debieran tomar nota de los mensajes claros y contundentes que les llegan. Y de ellos, el más fuerte es este, el del Paraguay que trabaja y ya no quiere seguir siendo víctima de la politiquería de esta gente.