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El imperio de papel

Por: José Rojas.
Por: José Rojas.

La libertad de prensa es la existencia de garantías con las que los ciudadanos tengan el derecho de organizarse para la edición de medios de comunicación cuyos contenidos no estén controlados ni censurados por los poderes del Estado. Y que toda persona pueda publicar sus ideas libremente y sin censura previa.

No es nuevo, está en los prólogos de todos los textos de iniciación del periodista. El problema comienza cuando se tergiversa el espíritu de la libertad de prensa y bajo su protección se miente u oculta la realidad. Es lo que está perpetrando un sector de la llamada “prensa independiente”.

Tampoco es nuevo esto, uno de estos medios ya tiene acostumbrado a sus lectores al punto que años ha debió soportar una campaña ciudadana que lo acusó de “nde japu”.

El tremendo daño que puede desarrollar un medio masivo genera divisiones sociales que a nadie conviene, y lo peor lo hace en venganza porque uno de sus negocios no calificó como proveedor del Estado.

Uno entendería si tal o cual medio cuestiona todo porque es de una tendencia política diferente a del gobierno de turno, pero hacerlo por negocio es perverso. El descarado interés económico lleva a tergiversar los hechos y las situaciones; y hay enfrente un enemigo a quien se debe destruir, que está impidiendo que prospere el negocio

En los estados democráticos es aceptado que los medios masivos de comunicación desempeñan un rol fundamental en la sociedad. Son la variable independiente y constituyen uno de los vínculos del Estado con la comunidad; pero no destruirlo.

Es impensable hoy con la tecnología que permite a un chico de cinco años dar vuelta al mundo en minutos que se oculte por mucho tiempo una información que se generó en las antípodas de Paraguay. Bueno; los medios considerados grandes y de influencia ocultan información; sobre todo aquellas que van contra su proyecto destructivo. Operan sobre el electorado que por estos tiempos inicia un proceso de análisis del destino que quiere él; su familia y la sociedad y el plan de estos medios es cargar de información negativa que opaque al poder de turno.

Lo que manejan los dueños de estos medios es que el soberano sabe pensar y sabe separar el trigo de la paja.

Ya no se disimula la manipulación de la noticia ya no se oculta el verdadero interés del propietario del medio y los efectos de la desinformación terminan agobiando al consumidor.

Este año se ingresa una suerte de propaganda electoral temprana debido al impulso colorado por la enmienda constitucional que habilite la reelección y los medios que se declararon en contra no restringen elementos que puedan servir para trabar el proceso político; aun a costa de constantes violaciones al precepto que inicia este artículo.

Un ejemplo claro de lo que está ocurriendo. Se ignora una realidad que destella en los medios más importantes del mundo; noticias relacionadas al esfuerzo paraguayo por elevar el nivel de desarrollo y se derrama litros de tinta y desperdicia papel manijeando a un edil irresponsable que debería estar trabajando por su comunidad y no recorriendo el país haciendo galas de patotero.

Otro más; intenta proteger a una legisladora que demostró a través de mensajes telefónicos el bajo nivel de debate de los asuntos públicos. Los medios de prensa asociados a su “plan opositor” en lugar de exigir explicaciones intenta con rebuscados titulares responsabilizar al enemigo de turno de intento de desviar la atención.

Lo leí en alguna parte y tampoco recuerdo quien lo dijo y o transcribo: El periodismo no indica cómo pensar, pero sí, generalmente, sobre qué pensar. Por eso una noticia incompleta u ocultarla es una forma de tergiversar la información, y peor aún, de no abrir puertas para el pensamiento de quienes la consumen.

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