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BRASILIA. El Jefe de Gabinete del gobierno brasileño, general Luiz Eduardo Ramos, admitió que se aplicó la vacuna contra el coronavirus a escondidas del presidente, Jair Bolsonaro, que tiene una posición reticente ante el fármaco.
La confesión del militar repercutió en la Comisión Parlamentaria de Investigaciones (CPI) sobre la pandemia.
“Me la puse a escondidas, yo no tengo vergüenza, la tomé como cualquier ser humano, yo quiero vivir, y si la ciencia está diciendo que la vacuna (es útil), ¿cómo voy a oponerme?”, dijo Ramos este martes.
La afirmación fue realizada durante una reunión del Consejo de Salud Suplementaria. “Estoy tratando de convencer al presidente Jair Bolsonaro de que se inmunice”, comentó el general.
La CPI, que se constituyó este martes pasado, analizará si hubo negligencia o actos de corrupción en el manejo de la pandemia, incluido en la crisis de suministro de oxígeno que en enero provocó la muerte por asfixia de decenas de personas en Manaos, capital del estado Amazonas.
La comisión parlamentaria, que tiene un mandato renovable de 90 días, fue instalada por orden del Supremo Tribunal Federal (STF).
Este tipo de comisión puede dar pie a revelaciones devastadoras y desembocar en un proceso de destitución, como ocurrió con el presidente Fernando Collor a inicios de la década de 1990. Pero también puede terminar en nada, según la marea política.
Ramos no es el primer general que se vacuna: esta semana también lo hizo el vicepresidente, Hamilton Mourao, que se aplicó la segunda dosis en Brasilia.
Por tener 66 años Bolsonaro debería haberse inmunizado hace más de una semana en Brasilia, pero no lo hizo.
El mandatario asumió una posición contraria a la vacuna en 2020, cuando rechazó la compra de inmunizantes, y aseguró que jamás se aplicaría el fármaco.
