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“El que cuida el gallinero”

El senador colorado Silvio Ovelar explicó ayer a una periodista que había que analizar a profundidad y con mucha seriedad el juicio político al contralor general de la República, porque es el que tiene que cuidar el gallinero. Conciso y contundente, con una simple frase definió exactamente por qué es tan importante e impostergable este tema que involucra a Enrique García.

No hay cargo que exija tanta honestidad y probidad como el de quien está al frente de la Contraloría General de la República, porque es quien debe controlar el uso de los fondos públicos y a todas las instancias del Estado, a fin de que los gastos se realicen siempre dentro del marco de la ley.

Un dictamen de la CGR es inapelable y hasta jueces y fiscales deben tomarlo en consideración a la hora de juzgar a altos funcionarios por lesión de confianza u otros delitos que siempre tienen que ver con el uso indiscriminado de la plata del Estado. Así que quien lo firma debe ser lo suficientemente solvente para que nadie pudiera dudar de sus conclusiones.

Esto ya no puede ocurrir con García. Y siendo sinceros, nunca pudo ocurrir ya que el delito del cual se le acusa ocurrió incluso antes de que fuera electo contralor, cuando ejercía el cargo de asesor jurídico del gobierno municipal de Mario Ferreiro en Asunción. Así que la elección estuvo viciada desde el comienzo, puesto que un candidato a la titularidad de la contraloría no puede ser objeto de la más mínima sospecha o duda sobre su honorabilidad.

Y sobre García ya había dudas y denuncias. Así que el problema ya estaba latente incluso antes de su asunción al frente de la institución. Por si ese primer caso no hubiera bastado y para confirmar que quien nace torcido jamás sus ramas endereza, con el transcurrir del tiempo también ocurrieron cosas en la CGR que sumaron causas al libelo acusatorio aprobado por la Cámara de Diputados, que sirvió para iniciar el proceso de juicio político que ahora está en manos del Senado.

No se puede dejar al zorro al cuidado del gallinero, esto es tan obvio que hasta parece una perogrullada. Pero es exactamente lo que dijo el senador Ovelar y es también el principal motivo por el que el juicio político al contralor no puede seguir siendo dilatado por la cámara que deberá convertirse en tribunal para el juzgamiento y sentencia.

Por ahora, pareciera que los números no dan para que, a la hora de la sentencia, lo pudieran condenar y es obvio que los colorados no se arriesgarán a enjuiciarlo ante la posibilidad de que no se consigan los 30 votos para ello, porque si así fuera, lo único que se lograría sería blanquear al acusado.

Dicen que después de las elecciones se podrían conseguir los números necesarios para la condena. Es de esperar que esto sea cierto, porque, de lo contrario, quedaríamos en la lamentable situación de permitir que el gallinero esté a cargo de alguien que no merece ni pasar por enfrente.

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