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En la vidriera del mundo, pero aquí…

Las señales que envía el mundo al proceso paraguayo no podrían ser más alentadoras.  Primero se asombran ante los números, irrefutables, luego expresan un cauto optimismo, en algunos casos, y de franca admiración hacia lo que está pasando en Paraguay, en otros.

Todos los ojos puestos en el único país de la región que va a crecer económicamente, ante un escenario recesivo en todo su entorno latinoamericano, y mundial, por qué no decirlo.

Pruebas al canto. Ahora mismo está en Asunción una misión de alto nivel del Banco Interamericano de Desarrollo, celebrando reuniones ídem, con el Presidente de la República, pasando por el Ministro de Hacienda, especialistas en economía y por supuesto exponentes del sector privado. Preparan algo impensado en el pasado para nuestro país. La próxima reunión de gobernadores del organismo que se hará en Asunción, el año próximo. Todo  un signo  de confianza en el progreso que e está logrando.

Y lo dijeron. “Paraguay sabe qué hacer contra la pobreza”, fue una de las conclusiones de los mismos. Complementó lo dicho, el director Ejecutivo del Banco, Guillermo Enrique Rishchynski,  quien sostuvo que las expectativas en el caso paraguayo son bastante elevadas “porque vemos a un país que está comenzando a ocupar su lugar en la esfera mundial”.

En el mismo plan de admirar los progresos de nuestro país, se pronunció recientemente un alto ejecutivo de la Unión Europea, nada menos, para quien Paraguay era el candidato ideal para dirigir el Mercosur y sacarlo de su anomia.

Imagínese el lector. La Unión Europea, entidad sumamente seria, nos ve con más potencialidades que Argentina o Brasil, para marcar las pautas de trabajo futuro.

Así están las cosas…en el exterior.

Porque aquí, por el infame tema de la cultura de masas, que decía Fadul, todo está mal, por aquello de que solamente hay que criticar al gobierno, nunca elogiarlo, porque no queda bien, aunque haya una montaña de grandes obras, que podría sepultar con hechos a los detractores “tarová” que increíblemente parecen legión.

Todo el santo día pateando contra el arco, cerrándole las puerta a quien está liderando todo este increíble proceso, encabezando el lote, todo por un afán crematístico por supuesto, el retoño de Mario Abdo Benítez, nada menos, quien se cree ya Presidente de la Republica, acicateado por el nuevo prócer de la política paraguaya, el impresentable Bacchetta.

Razón tenía el intelectual compatriota que sostuvo que la “desgracia se había enseñoreado para siempre con el Paraguay”.

Esperemos que no sea para siempre, pero a la vista de los hechos, aún nos falta muuuchoo.

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