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En manos del TSJE

Cuando el Senado rechazó el uso de las urnas electrónicas, no lo hizo porque la mayoría se opusiera al sistema, sino porque quería que el tema fuera reglamentado en una ley especial, fuera de la de desbloqueo, porque este era lo suficientemente importante y fundamental como para evitar que cualquier otra cuestión pudiera afectarle e impedir su sanción como ley, algo reclamado ampliamente por la ciudadanía.

Por el contrario, Diputados pensó –y así quedó sancionada la ley- que no se podía hablar de desbloqueo si no estuviera ya establecido el voto electrónico, porque sería de aplicación imposible. Algunos de los que fundamentaron esto afirmaron que la verdadera intención de quienes se oponían a estas urnas era evitar que pudiera aplicarse el desbloqueo de listas en internas y generales, con el voto preferencial obligatorio.

Si bien no son muchos los que abiertamente rechazaron el sistema electrónico, lo hicieron afirmando que el mismo había sido eliminado de países como Alemania, y que, en realidad, son muy escasos los que sí lo utilizan al 100 por ciento. Nuestro país no es un improvisado en el tema, puesto que aquí ya se aplicaron urnas electrónicas en elecciones, tanto en internas como en generales, y se tuvo un éxito relativo, aunque finalmente, por dificultades surgidas en las internas coloradas, fueron eliminadas.

Tal como afirmaron los defensores de este sistema, el mecanismo está ampliamente mejorado y su efectividad se basa en que, en realidad, no elimina las papeletas sino que las urnas electrónicas las expiden una vez que el elector haya depositado su voto. De esa manera también se salvaguarda el artículo constitucional que exige que el escrutinio sea público.

A partir de ahora, corresponderá a la Justicia Electoral establecer el procedimiento, para lo cual, algunos plantearon que se convoque a técnicos en informática, tanto de los partidos políticos como de la sociedad civil, y, de esa manera, se establezca algo fácil y dinámico a fin de que los electores no tengan mayores dificultades para emitir el sufragio.

La decisión ya es irreversible, y eso es muy positivo. Ayer, el Congreso sancionó la ley que modifica el Código Electoral en dos cuestiones fundamentales, el desbloqueo y el voto electrónico, cuyo estreno se dará en julio del año próximo, en las internas para la elección de candidatos a intendentes e integrantes de juntas municipales de todo el país.

En lenguaje simple, esta modificación implica que cada elector deberá elegir a un candidato, de una lista determinada, y ubicarlo en el primer lugar. De esta manera, el voto va para la persona y para la lista. A primera vista pareciera una cuestión muy complicada, pero de seguro si el sistema siguiera basándose solo en papeletas, sería varias veces más complicado; y no nos referimos solamente a la votación por la cantidad de boletines con nombres y fotos de todos los candidatos, incluso en los cargos pluripersonales como el Senado, Diputados, juntas departamentales y municipales, sino porque el conteo que deberá realizar la Justicia Electoral duraría varios días.

Así que es satisfactoria la decisión adoptada. Ahora será responsabilidad de quienes deban aplicar la ley, el TSJE, para que sea un trabajo bien hecho, una innovación real, no a “lo Paraguay”, improvisado y con ganas de seguir perpetrando las fechorías electorales de antaño.

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