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¿El EPP no existe?

Cuando todavía no logramos sobreponernos al terrible golpe de la muerte de Abraham Fehr en manos del EPP, surgen de nuevo los pescadores de río revuelto que hace más de 2 décadas culpan al gobierno de turno de lo que hace este grupo terrorista que sigue vivo a pesar del tiempo transcurrido y de las luchas emprendidas para eliminarlo.

Lo increíble es que, de manera casi inmediata, lanzan la sospecha de que, en realidad, el EPP no existe o es un brazo armado del gobierno –no importa cuál gobierno sea- que lo hace actuar cuando las papas queman por algún otro motivo, consiguiendo distraer la atención ciudadana.

El EPP surgió en 1992, durante el gobierno de Andrés Rodríguez, como parte del movimiento político Patria Libre, y de a poco fue adquiriendo entidad propia, a tal punto que ahora ya ni existe PL mientras que su adjunto ha ido adquiriendo cada vez más poder.

Desde entonces, ha asolado a la población, especialmente del norte y aunque cada nuevo gobierno ha prometido librar una lucha frontal contra el grupo terrorista, este sigue gozando de buena salud, aunque nadie sabe muy bien explicar por qué.

Mientras era ministro del Interior del gobierno de Fernando Lugo, Carlos Filizzola hizo famosa la frase “les estamos pisando los talones”, que luego fue repetida varias veces, aunque jamás pudo concretarse en realidad.

Hubo varios casos sonados, algunos con final feliz y otros, trágico. En el 2001, durante el gobierno de Luis González Macchi, fue secuestrada por el EPP María Edith de Debernardi, quien finalmente resultó liberada luego de que su familia pagara el rescate exigido, luego de 2 meses de cautiverio.

Un final trágico fue el de Cecilia Cubas, hija del expresidente Raúl Cubas, quien fue secuestrada en septiembre de 2004, durante el gobierno de Nicanor Duarte Frutos, y se la encontró muerta en febrero del año siguiente. Y así la lista sigue, cada vez más larga y dolorosa. Lo cierto es que cada gobierno que asumió desde el 92 tiene su cuota de secuestrados y asesinados por el autodenominado Ejército del Pueblo, una invención del gobierno de turno –según algunos- para distraer la atención de la gente, como si la muerte de un ser humano pudiera ser motivo de distracción para nadie.

Otra vez hoy, mientras se acaban de velar los restos del señor Fehr y no podemos sobreponernos al dolor reflejado en el rostro de su esposa y sus 4 hijos, aprovechadores políticos utilizan las redes sociales y, lo que es mucho peor, utilizan esta tragedia para atacar al gobierno de Cartes y culparle de la existencia misma del grupo terrorista que ya lleva demasiado tiempo y demasiadas víctimas en su haber.

Parece inexplicable que, 21 años después de su aparición, nadie haya podido encontrar la estrategia adecuada para liberar al pueblo de este cáncer que lo asola y al que dice representar, mientras sus miembros presumen de ser guerrilleros, pero no son más que vulgares delincuentes. La familia Fehr fue obligada a pagar rescate por la vida de Abraham mientras este ya estaba muerto, lo que muestra la bajeza y ruindad de quienes se muestran como próceres del pueblo.

No parece haber fórmulas mágicas para liberarnos de estos delincuentes. Pero pretender que no son más que una fachada del gobierno de turno para justificar medidas impopulares es pecar de ingenuos y desubicados. El EPP existe; vaya que sí.

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