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La intención del escándalo que se generó con la emisión de los audios del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, montado por los medios de Aldo Zuccolillo y la oposición encabezada por Efraín Alegre, era perjudicar al oficialismo colorado. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que les explotara en la cara y ahora se sepa que los principales socios del presidenciable de la alianza “Ganar” están estrechamente vinculados al tráfico de influencias.
ASUNCIÓN.- Efraín no aprendió a estudiar bien a sus socios políticos antes de involucrarse con ellos. Sabía que su “cuate” Rafael Filizzola estaba imputado por lesión de confianza, pero como él se encontraba en la misma situación, no le preocupó demasiado el tema. El buen nombre y la ética son elementos que al presidenciable opositor no le quitan el sueño; para comprobarlo, basta mirar su lista de candidatos al Senado.
En lo que sí se equivocó fue en aplaudir con entusiasmo la decisión de ABC y Cardinal, de emitir los primeros productos del fonopinchazo a los teléfonos del JEM, porque involucraban al entorno del presidente Horacio Cartes en supuesto tráfico de influencias. Y su equivocación tuvo que ver con que antes debió haber pedido a su amigo Acero el detalle completo de las supuestas 800 grabaciones que tienen sus medios, para ver si allí no había gente de su primer anillo involucrada.
Pues sí había, y de la muy cercana. Filizzola y su señora, Desirée Masi, son los principales socios políticos de Efraín así que todo lo que tiene que ver con ellos, necesariamente, tendrá que afectar al presidenciable.
Es importante tener en cuenta que los audios que involucran al abogado Guillermo Duarte Cacavelos en tráfico de influencias con el exsecretario del JEM, Raúl Fernández Lippmann, no le perjudica solamente a él sino, fundamentalmente, al partido del que son dueños los Filizzola, el Democrático Popular (PDP) ya que es el candidato número 2, después de Masi, a la Cámara de Senadores.
Aunque asegure ser inocente del delito del cual es sospechoso, hay una verdad incuestionable. Luego de sus conversaciones con Lippmann, misteriosamente, su suegro fue beneficiado con un fallo a su favor, lo que alimenta la sospecha del tráfico de influencias.
Esta es una bomba que Alegre no vio venir, pero en el escándalo que produce está metido hasta el caracú; le guste o no. El presidenciable guarda silencio y la senadora reaccionó cual “leona herida”, amenazando a medio mundo por osar publicar los chanchullos que afectan a los chanchos de su chiquero.
