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Estamos mal… pero podemos estar peor

A medida que vuelven a aumentar los casos positivos de Covid-19 y el número de internados en los hospitales, con cuadros graves, aumenta también el descontrol ciudadano como si las advertencias que dan las autoridades sanitarias y médicos de diversos sectores se refirieran a un mundo paralelo que no tiene que ver con nosotros.

Central está hoy tan mal como lo estuvo en octubre pasado, cuando el índice de contagios llegó a su pico más alto, advirtió en sus redes sociales el director de la XI Región Sanitaria, Roque Silva. El punto más alto de contagios en este momento ya no se da en el trabajo ni en el transporte público, sino en los encuentros familiares, advirtió el neumólogo José Fusillo. Y hay más, profesionales de salud que están desesperados ante lo que algunos llaman “la segunda ola de la inconsciencia ciudadana”.

En esta misma página decíamos la semana pasada que el aumento de casos no era exclusividad de la irresponsabilidad ciudadana sino que tenían mucho que ver los mensajes confusos y contradictorios de las autoridades, con el apoyo de ciertos medios de comunicación que han priorizado lo económico sobre lo sanitario.

Esto es tan cierto hoy como hace 8 días. Lo que cambió en estos días es que aumentó el descontrol de la gente. Parece increíble pero cada vez hay sectores más amplios que aseguran que esto es “puro cuento” y que el peligro pasó porque “Dios es paraguayo” y eso nos da el escudo protector para vencer a cualquier virus.

Cuesta mucho pensar en un retroceso de las fases, mucho más ahora que se acercan las fiestas de fin de año y el cobro del aguinaldo nos dará una sensación de seguridad y entusiasmo que no se dejará amilanar por un bicho que no tiene acá la fuerza que mostró en otros países.

Sin embargo, el gobierno no debería cerrarse a esta posibilidad. Si el descontrol persiste y se refleja cada vez más en el número de contagiados e internados, el freno de mano del que habla Mazzoleni no será suficiente y se requerirá la marcha atrás. Posiblemente eso no lo vuelva el favorito de la gente, como ocurrió en marzo, pero puede que ayude a salvar muchas vidas. Y en este cuento, lo que importa es salvar gente y no hacer campaña política.

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