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Evidente retroceso

Una de las muchas cosas que terminaron durante el gobierno de Horacio Cartes fue la nefasta costumbre de repartir dinero del Estado a medios de prensa para conseguir publicidad favorable a la gestión de alguno de los muchos personajes que ocupan cargos que debieran servir para conseguir beneficios para la ciudadanía, pero que, en realidad, no hacen otra cosa que beneficiarse a sí mismos y su entorno.

Claro que si un presidente resucita a hombres escombros, que han demostrado de manera contundente que no tienen ningún otro objetivo más que conseguir ventajas y vivir del erario público, no puede esperar que ocurran milagros. Así que cuando Mario Abdo Benítez designó a Nicanor Duarte Frutos al frente de la Entidad Binacional Yacyretá, nadie tuvo dudas de que de nuevo volverían las viejas y nefastas prácticas de hacer vito con plata ajena, porque fue lo que siempre hizo el expresidente y no tenía por qué actuar de manera diferente ahora.

Así que podemos protestar por el alevoso retroceso que quedó en evidencia recientemente, que demuestra que, con plata de la EBY, Nicanor mantiene a un sector de la prensa contento, y consigue que se publiquen sus “buenas” obras al frente de la entidad, porque, dado el carácter personalista del tipo, a él no le interesa que se hable bien de la institución sino de él mismo, porque tampoco tenemos dudas de que no tiene ninguna intención de terminar su carrera política como un simple, millonario pero simple, director de ente binacional.

Desde que asumió al frente de la entidad, Nicanor utilizó dinero ajeno para promocionarse. Lo hizo a través de los fondos sociales, con los que benefició a operadores políticos y “hurreros” que de esa manera cobraban por la incansable campaña que realizan a favor suyo. Ahora se sabe que también tiene en el bolsillo a algunos medios de comunicación, a los que paga por supuesta publicidad de la EBY.

Costaron muchos años de lucha y, fundamentalmente, un jefe de Estado que no debía favores a nadie y no tenía interés en pagar por promoción para que los entes públicos dejaran de actuar como una gigantesca alcancía a disposición de los funcionarios públicos. Y ahora, de un solo manotazo y con un nombramiento vergonzoso, todo lo logrado está a punto de ser eliminado, por antojo y decisión de Duarte Frutos, un personaje que hace lo que se le antoja y a quien, por lo visto, hasta al presidente le resulta imposible poner límites.

Esto de pagar por “publicidad” en los medios es nefasto por donde se lo mire. En primer lugar, es la censura de los tiempos post constitucionales, ya que el aporte estatal es lo que hace, casi siempre y especialmente en el interior del país, la diferencia entre el éxito y la quiebra para órganos de prensa locales.

Por otro lado, subvierte el objetivo de la prensa, puesto que hasta los medios que presumen de ser independientes se convierten en órganos de propaganda del poder, perdiendo absolutamente la objetividad  y el criterio para contar a la opinión pública lo que realmente pasa y no lo que los mandamases pretenden que pasa.

La pregunta debería ser por qué Nicanor Duarte Frutos sigue formando parte del gobierno. Sin embargo, basta mirar la composición y desempeño del gabinete para notar que el soberbio, patotero e inescrupuloso director de Yacyretá, no desentona para nada con una gran parte del entorno presidencial. Así que el problema no está en NDF, sino en las malas decisiones del jefe de Estado.

 

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