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Falta la base

Estamos prácticamente a las puertas de una nueva elección. Se han dado los pasos necesarios, previstos por la ley, el TSJE hizo el llamado correspondiente, dispuso toda la utilería que se requerirá, inscribió a partidos, movimientos y cofradías varias, interesadas en participar de los comicios, puso a prueba el sistema de transmisión rápida de los resultados, etc.

Por su parte, los partidos políticos hicieron los suyos. Se enfrascaron en internas más o menos intensas, eligieron a sus candidatos, están en pleno proselitismo, vendrán los consabidos observadores internacionales, nuevo curro de los perros, como diría Helio Vera, y todo se encamina sin contratiempos mayores hacia el día de elecciones.

Como hace años, como siempre en las últimas décadas, donde salvo denuncias de vyroreíses varios, no pasa nada, todo concluye con la más entera normalidad.

Asumen las autoridades nuevas, el presidente, los legisladores, los gobernadores, los intendentes y toda la runfla y santas pascuas.

Harán su trabajo más mal que bien, aunque no hay que generalizar, menudearán denuncias de corrupción, de presupuestos inmanejables por la enorme carga de funcionarios públicos, deglutirán el dinero de Fonacide, la Contraloría intentará hacer lo suyo y seguiremos con la misma letanía.

No cambiamos. No hay nada nuevo. O mejor vamos para atrás. Menudean los outsiders que serán buenos cantando, contando chistes o conduciendo programas periodísticos, etc,  pero nadie, absolutamente nadie, sabe cómo serán en la vida púbica. ¿Están capacitados?, pero sobre todo… ¿serán honestos?, trabajadores, etc.

Muy pocos “llegados de afuera” dieron buenos resultados al pueblo.  Horacio Cartes, casi el único.  Hizo un gobierno que, ya lo dijimos, será extrañado, en el futuro.

Al tiempo de no saber elegir,  tampoco tenemos buenos candidatos, en general.

En realidad, es un problema de fondo, que recién ahora empieza a ser mencionado en ciertos cenáculos. Nos falta educación en todos los  sentidos, pero para cambiar de manera sensible las cosas, nos falta lo que se llama educación en valores. Algo que se cultiva desde la infancia, en los hogares y en las escuelas, donde los niños maman honestidad sobre todo, compañerismo, solidaridad, amor por el conocimiento, etc.

Porque  nos falta esta base es que no cambiamos nunca. Tanto dinero han dispendiado ya ONGs y organizaciones de todo tipo, intentando enseñarnos los valores de la democracia, de la necesidad de la correcta administración de las instituciones públicas, de la independencia de la Justicia, etc, pero todas, han caído en saco roto. Seguimos igual. En algunos casos peor.

Quizás sea tiempo de detenernos a pensar por qué no funciona nada en este país.  Mirar lo que hacen países adelantados en esta materia, copiarlos, y quizás ahí nos pongamos, ¡por fin!, en el camino correcto.

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