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ASUNCIÓN (José María Troche).- Muchos de los deportistas tentados por la política se han acostumbrado a disfrutar de una buena fama, a ganar bien dinero a lo que suman el poder, como tercer elemento aglutinante para hacer más fascinante su ingreso a la arena política.
Desde el punto de vista ético, no siempre son bien recibidas estas “cruzadas” que poco tienen de servicio al bien común y se acercan más a los modelos de promoción publicitaria, a lo que son tan afectos los deportistas. Demás está decir que una de las razones de mayor peso, es la cantidad de dinero que ganan en esos menesteres.
El caso de Cuauhtémoc Blanco, célebre futbolista del América de México, tan famoso por sus dotes futbolísticas como por su inconducta, es un ejemplo palpable de todo lo que decimos. Vemos lo que escribe de él un periódico mexicano: “El ex futbolista y actual presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, recibió siete millones de pesos a cambio de ser el candidato del Partido Social Demócrata” (PSD) admitió el secretario del Ayuntamiento de Cuernavaca.
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Romario y Bebeto son dos grandísimos ex futbolistas que juegan a ser políticos lejos del césped. Romario y Bebeto cobraron fama en el Mundial de Estados Unidos de 1994 cuando condujeron a la Selección Brasileña a ganar su cuarta Copa del Mundo. Bebeto ganó un segundo mandato como diputado regional y emula a Romario, que ha sido elegido senador para un mandato de ocho años.
Como ellos, más futbolistas también han probado suerte en la política. Ambos coincidieron en la Selección Brasileña que ganó el Mundial de fútbol de Estados Unidos en 1994 y ambos se iniciaron en la política en 2010. Bebeto y Romario se pasaron del deporte a la política, en la que, como en el fútbol, ya están haciendo carrera.
DE BALÓN DE ORO A CANDIDATO
GEORGE WEAH Fue Balón de Oro en 1995; dejó el fútbol, se presentó a las elecciones por la presidencia de Liberia en 2005… Pero fracasó. Años más tarde, en 2011, fue elegido vicepresidente en la candidatura de Winston Tubman.
PELÉ, el indiscutido mejor jugador del Siglo XX, tres veces campeón del mundo, fue ministro de Deportes entre 1994 y 1998, aunque con muchas dificultades debido a la falta de apoyo de la clase política. De esa época, se le reprocha su pequeña carrera política y la ‘Ley Pelé’, que, a grandes rasgos, abolía la estructura de traspasos en su país.
ANDRIY SHEVCHENKO, ucraniano, tras 18 años en el fútbol en equipos como el Milan o el Chelsea y una Champions en su haber decidió pasarse a la política. Llegó a presentarse como número dos en la lista del partido Arriba Ucrania en las elecciones legislativas del año 2008, aunque apenas pudo sumar un 1,7% de los votos y no consiguió escaño en el parlamento. Nunca más intentó meterse en la política.
GIANNI RIVERA. El italiano fue Balón de Oro en 1969 y, tras colgar las botas, se dedicó a la política como diputado, secretario de Defensa en el Gobierno de izquierdas de Romano Prodi y miembro del Parlamento Europeo.
AHORA ROQUE
Está en boca de todos. Desató ya una interesante polémica en las redes sociales donde algunos admiten que sería bueno verlo en el ruedo, y otros prefieren que conserve su imagen de deportista impoluto. Pero, al fin y al cabo hay que ver qué dice el interesado que en algún que otro reportaje deslizó que no sabe mal la posibilidad de incursionar en la política.
