Fernández Lippmann, exsecretario del JEM.
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Fernández Lippmann ¿Quiere hablar o negociar su silencio?

ASUNCIÓN.- Durante toda la semana, el abogado Álvaro Arias se pasó diciendo que su cliente, Raúl Fernández Lippmann, tenía mucho que contar en el caso de tráfico de influencias en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, y que, si bien estaba dispuesto a “cantar”, la Fiscalía no lo convocaba. Cuando por fin los investigadores le llamaron, se excusó de declarar. ¿Busca algún arreglo extrajudicial o está chantajeando a los que amenazó con denunciar?

Aunque su carita hace pensar que no mata una mosca, parece que el exsecretario del JEM no tiene un pelo de tonto. O está muy bien asesorado por su abogado, o, en su paso por el jurado aprendió todas las artimañas necesarias para sobrevivir en un mundo de hampones.

Esto ya parece un plan muy bien urdido entre Fernández Lippmann y Arias, quien, sin que nadie se lo pregunte, de pronto dijo durante toda la semana que su cliente quería “cantar” pero la Fiscalía no le invitaba a hacerlo. Insistió con que el exfuncionario pensaba dar nombres de jueces y fiscales que no aparecen en los audios, pero que sí estarían involucrados en el tráfico de influencias.

Inmediatamente se pensó que los investigadores estaban evitando esta declaración, posiblemente pensando que, luego de la misma, no quedaría títere con cabeza tanto en el Poder Judicial como en el Ministerio Público. Pero he aquí que, quizás por la presión mediática, los fiscales Claudia Morys, Josefina Aghemo y Martín Cabrera lo llamaron a prestar declaración sobre lo que tanto quería “cantar”. Y cuando el escenario estuvo montado, las luces encendidas y los micrófonos prendidos para escuchar el fantástico concierto que nos habían prometido… el “cantante” no se presentó.

“Hay tiempo”, dice ahora el abogado que hasta 24 horas antes estaba desesperado porque se permitiera a su cliente dar nombres de quienes estaban implicados en el delito. También quiere hacernos creer que el problema es que –había sido- Fernández Lippmann quiere conseguir alguna ventaja con su “espontánea y desinteresada cooperación con la Justicia”. Y como todavía no llegaron a ningún acuerdo con los fiscales, pues no hablará.

Sin embargo, hay otros que piensan que, en realidad, lo que está esperando Fernández Lippmann es lograr algún acuerdo económico con quienes caerían si él habla con los fiscales. Es decir, que pretende que se le pague por su silencio. Sea como fuere, lo que resulta evidente es que al exsecretario del JEM lo único que no le interesa es que se haga Justicia y se llegue a la verdad.

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