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ASUNCIÓN.- La senadora por el Partido Patria Querida, Georgia “Nani” Arrúa, se mostró molesta por una crítica recibida por nuestro diario y utilizó las redes sociales para atacarnos. Lo que no hizo fue explicar qué funciones públicas cumplen su marido y su hijo, por lo que accedieron a pasaportes diplomáticos. Si se siente difamada, tiene los instrumentos legales y las “influencias” necesarias para accionar en contra nuestra.
A la senadora patriaqueridista le molestó la crítica de nuestro diario, posiblemente porque pertenece a un sector que se considera “impoluto”, por lo que, mostrar que ella también comete irregularidades y se aprovecha de su cargo en la Cámara Alta, es inaceptable.
Ayer, nuestro diario publicó que tanto la senadora Arrúa como su marido, Nicolás Víctor Dolinzky y un hijo menor, habían accedido a pasaportes diplomáticos. Ante nuestra consulta, ella había respondido que “no hay nada irregular al respecto”, agregando que no pidió favor a nadie.
Molesta por nuestra publicación, Arrúa publicó en las redes sociales que explicó al periodista del diario “que es un documento que por ley se otorga a todos los que ejercen funciones de representación en los tres Poderes del Estado. Por la tapa de hoy veo que la única intención era buscar vanamente difamarme. Una vez más su director demuestra la absoluta falta de ética con que maneja el periódico”.
Todo muy bien con este descargo superficial y mediático. Sin embargo, la legisladora evita responder al fondo de la cuestión, puesto que lo que se destaca es la irregularidad de que su familia haya accedido a esos pasaportes. Ella es representante de uno de los poderes del Estado y como tal, estamos de acuerdo con ella, tiene todo el derecho a tener un pasaporte diplomático.
Pero no nos consta que el señor Dolinzky y, con más razón, su hijo menor, ocupen alguna función en alguno de los poderes del Estado. En todo caso, sería muy bueno que ella misma informe cuáles son esas funciones que los habilita a acceder a estos pasaportes VIP que tanto cuestiona la oposición. Pero en lugar de hacerlo, prefirió atacarnos, o matar al mensajero, como suele hacerse comúnmente.
Por supuesto, si se siente difamada, tiene los instrumentos legales y las “influencias” necesarias para accionar en contra nuestra. Pero no lo hará, porque sabe que la que miente es ella, no nosotros.
Si consideramos que esta senadora, perteneciente al sector de los “impolutos”, tiene apenas 3 meses de experiencia en la función pública y ya encontró la forma de beneficiar a su familia con privilegios que no les corresponde, no podemos imaginar todo lo que logrará hacer a lo largo de los próximos 5 años.
