María Elena Wapenka, ministra de la Justicia Electoral.
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Funcionarios denuncian que Wapenka los maltrata

ASUNCIÓN.– Con olor a alcohol, trastrabillando, con rastros de caídas y un pésimo humor es como llega María Elena Wapenka todos los días al TSJE, casi cerca del mediodía, cuando consigue levantarse después de una noche de juerga. Esto denuncian los funcionarios que dependen de ella y son víctimas de su maltrato, los mismos los mismos prefieren no identificarse por miedo a represalias. Nadie entiende cómo puede estar al frente de la Justicia Electoral una persona que tiene serios problemas con el alcohol.

Ya nadie se extraña de las cosas que ocurren en la Justicia Electoral bajo la batuta de Wapenka. Y conste que ella no es la única con denuncias en contra ya que es una característica que comparte con los otros dos miembros del TSJE, Alberto Ramírez Zambonini y Jaime Bestard.

Fuentes bien identificadas en la Justicia Electoral nos comentaron la situación muy precaria que viven diariamente los funcionarios que trabajan cerca de la mujer, puesto que son víctimas de su maltrato sin ninguna razón ni justificación. Lo único que ocurre es que Wapenka, todos los días, llega borracha a su oficina, cerca del mediodía, y se desquita con todo el que se cruza por su camino.

Lo primero que hace al llegar es convocar a los funcionarios y maltratarlos, por el motivo que fuere, casi siempre sin razón y de manera irracional. Dicen que tiene las rodillas muy golpeadas a causa de la frecuencia con la que cae y tiene que recurrir a una maquilladora para que intente disimular las bolsas que tiene alrededor de los ojos.

Como anécdota cuentan que un día ordenó, a los gritos, el traslado de alguien pero nadie pudo entender de quién se trataba ni a dónde debían trasladarlo porque á arrastraba la voz y nadie la entendía.

Pues bien, estamos conscientes de que el alcoholismo es una enfermedad y no un delito. Lo que no nos explicamos es cómo puede seguir ocupando un alto cargo, en donde se toman importantes decisiones, una persona que tiene denuncias de corrupción y está enferma. Qué garantía tenemos de que esté en uso total de sus facultades cuando firma alguna resolución importante. No es nuestra intención comentar un chisme, sino denunciar una situación absolutamente irregular y absurda, que pone en riesgo el funcionamiento de la institución que maneja todos los procesos electorales de la República.

Wapenka no es la única que tiene problemas con el alcohol. Hace unos años ya se había denunciado el mismo problema que padecía Ramírez Zambonini, a pesar de lo cual nadie parece haber advertido la gravedad de la situación que debía haber obligado a la clase política a tomar cartas en el asunto.

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