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Qué ganas de buscar problema

Nadie entiende muy bien por qué surgió la idea de desempolvar de los cajones una ley del 75, cuando el régimen stronista se encontraba en todo su esplendor, y que, aunque nunca haya sido derogada, quedó totalmente fuera de vigencia luego de la sanción de la Constitución vigente.

Si era por un afán meramente recaudador para las arcas del Estado, estamos seguros de que podían encontrar otros medios menos detestables y más fáciles de lograr. Y si fue con el ánimo de desviar la atención de los ataques del EPP y el retroceso económico que estamos sufriendo, el tiro les salió por la culata, porque, sin ninguna necesidad, se ganaron la antipatía de amplios segmentos de la juventud, y no solo de ésta.

La decisión de reactivar la Ley del Servicio Militar Obligatorio, sobre todo en lo que se refiere a las multas que se cobrarán a quien no las cumple, es desubicada y fuera de toda realidad posible. En primer lugar, con la Constitución se estableció la Objeción de Conciencia, algo que ni se pensaba en la ley stronista del 75; además, se eliminó toda sanción punitiva; es decir, que el que no cumple no tiene por qué pagar, lo que hace que la vieja norma sea absolutamente inconstitucional.

Por si esto no fuera suficiente, en un momento en el que la recesión económica se siente con fuerza, pensar en meter la mano en el bolsillo de la ciudadanía es una estrategia pésima, mal planificada y que denota una absoluta desconsideración hacia las necesidades del pueblo.

Posiblemente, quien haya tenido la “brillante” idea, jamás se imaginó que se generaría una psicosis de esta magnitud, y que resultara en cientos de jóvenes haciendo largas colas, pero no para alistarse a las Fuerzas Armadas, sino para lograr la papeleta que les habilita como objetores de conciencia. Eso de por sí ya significa un gran fracaso para el Estado porque se nota que esta nueva generación está más que dispuesta a prestar servicios comunitarios antes que entrar al cuartel. Y eso no es gratuito; significa que nadie quiere “servir a la Patria” si eso significará caer en manos de una administración estatal que no despierta ninguna confianza en la ciudadanía.

Hace tiempo que se plantea que el servicio en las Fuerzas Armadas sea profesional y voluntario. Esto significa que sirva quien desee hacerlo y que a cambio reciba un sueldo, porque hoy en día, la supervivencia ya no es cosa solamente de una sola persona, sino una responsabilidad compartida por el grupo familiar. Para iniciar un debate serio e inclusivo sobre el tema se necesitan planteamientos racionales, responsables y que muestren un profundo respeto hacia los jóvenes y la ciudadanía en general.

Debe haber varias opciones que aplicar. Y mucho más si lo que se pretende es recaudar plata. Pero de todas, se eligió la peor y la que más crispación genera en la gente. Este es un buen momento para que haya una reculada que deje sin efecto todo lo dicho por el gobierno, dejando las cosas como estaban hasta tanto se encuentre una salida adecuada y conveniente para todos. Pero así, no.

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