ADN Digital
Si el presidente quiere que se le crea cuando dice que su decisión de combatir a las mafias del narcotráfico es profunda e inalterable, debiera dar instrucciones a su entorno para que no siga queriendo proteger a uno de ellos, sospechoso de ser cómplice de uno de los supuestos más grandes capos de la zona del Alto Paraná.
Es que cuesta mucho creer en sus palabras, por más buenas y lindas que suenen, cuando los hechos parecieran demostrar exactamente lo contrario. La verdad es que cada vez que se da un golpe al narcotráfico, de manera casi inmediata se escucha la firme decisión presidencial de luchar contra este flagelo. Y no olvidemos su famoso “caiga quien caiga” que repitió bastante no hace mucho.
Pero por detrás, gente de su entorno actúa ignorando su mensaje y mostrando, muy al contrario, su decisión de proteger a los suyos a cualquier precio. Es lo que ocurre con Ulises Quintana, el diputado añetete que está en prisión preventiva por haber sido imputado en calidad de cómplice de Reinaldo Cabaña, alias Cucho, en el tráfico de drogas.
Desde que se realizó el operativo por el que se detuvo a Cucho, surgió el nombre de Quintana como alguien vinculado con el presunto mafioso, y a partir de allí, la investigación fiscal tuvo indicios importantes que lo hacían sospechoso de tráfico de drogas, en calidad de cómplice, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito. Cuando se lo imputó por estos hechos punibles, el último de ellos hizo que se dictara contra suya la prisión preventiva, ya que la gravedad del mismo no permite que fuera beneficiado con medidas alternativas.
Pues bien, desde entonces, la cúpula añetete está intentando que la Fiscalía retroceda en su actuar y cambie la carátula de la causa, eliminando el enriquecimiento ilícito para que Quintana salga de la cárcel y reciba otras medidas. El mismo vicepresidente de la República es uno de los más férreos defensores del diputado, y en varias oportunidades ha insistido en que confía en su inocencia.
Y nadie lo está condenando antes de que sea juzgado. Pero no se puede seguir entorpeciendo la actuación de la Fiscalía, solamente porque pertenece al movimiento del presidente de la República, el mismo que habla de que combatirá el flagelo y no permitirá que se salve nadie, sin importar el sector al cual pertenece.
Alguien podrá decir que el jefe de Estado no ha dicho, hasta ahora, nada con relación a Quintana, así que no se puede decir que él esté haciendo algo por protegerlo, pero tampoco para desautorizar a su gente. Es obvio que no tiene intención de bajar línea a su movimiento, diciendo a su gente lo mismo que dice a la ciudadanía, que quien sea sospechoso de estar involucrado en el delito será expuesto ante los organismos jurisdiccionales y sometidos a la Justicia.
No cierra esta actitud contradictoria del presidente. No queda muy claro si es lo que algunos sospechan, una falta absoluta de liderazgo, o no es cierto que quiera que se persiga a todos, sin importar el sector del cual proceda. Y ya no nos detenemos a hablar de otros casos, como el de Aduanas, pero parecen haber varias pruebas de que no hay ninguna intención seria de perseguir el crimen, castigando a quien fuere y sin proteger a nadie.