ADN Digital
Mientras el presidente se encierra a leer la biblia y el vice está embarcado en un intenso proselitismo para ocupar su cargo en 2 años más, la ciudadanía está cada vez más indefensa ante la excesiva ambición de quienes tienen la sartén por el mango en el manejo de los precios de la canasta familiar.
La escalada va en aumento y no parece haber nadie que intente siquiera elaborar algún plan para evitar que esto siga agravándose. Y no es porque no hay opciones; el problema es que para aplicar alguna de ellas se necesita un coraje que este gobierno está muy lejos de poseer.
Por ejemplo, Abdo podría copiar lo que hizo el presidente argentino, quien, tomando una decisión difícil, congeló los precios de los productos de la canasta familiar ante el aumento feroz de la inflación. Claro que para eso debería tener la suficiente fuerza para imponerse a sectores empresariales y comerciales que, seguramente, estallarán de indignación, y fuerza es algo que este gobierno no tiene ni ha tenido nunca.
También podría convocar al Consejo de Salario Mínimo y establecer criterios para que el mismo aumente ante la cada vez mayor pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, que siguen ganando lo mismo aunque lo que deben comprar para subsistir cuesta 2 o 3 veces más.
Pero no hay nada. Así como están las cosas, pareciera que el presidente mantiene en piloto automático al gobierno y deja que las cosas ocurran sin involucrarse en ellas, a lo mejor intentando sobrevivir lo que le resta de mandato, ante la experiencia de que, cuando por fin decide hacer algo, lo hace mal y lo amenazan con juicio político. Total, qué importa la gente.