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El gobierno de los amigos

Uno puede cometer miles de errores cuando empieza un trabajo en el que no tiene experiencia. Nadie esperaba que en sus primeros 3 meses de gobierno, el presidente de la República solucionara los problemas pendientes y actuara siempre de manera positiva. Pero, reconozcámoslo, una de las principales críticas que se le hizo, además de la falta de liderazgo, fue el lamentable criterio que ha seguido para los nombramientos, la mayoría de ellos, en su entorno.

Cualquiera pensaría que esta sería una nota de atención, en el supuesto de que su intención fuera ir corrigiendo sus errores y ajustando las clavijas del gobierno. Pero nos equivocamos. De hecho, lo único que han hecho estas críticas fue que actúe de manera desafiante, como si nos restregara por la cara que “aquí, el que manda es él”, algo de lo que parece dudar más el mismo que los demás.

Ahora, pareciera que la cosa, en lugar de mejorar, tiende a empeorar. Una jefa de prensa como asesora de temas técnicos en MOPC,  el hurrero “protegido” de Marly para Petropar y, más recientemente, el parrillero de Marito como síndico de Capasa, con un sueldo de 16 millones de guaraníes.

La nueva “asesora” del MOPC, a quien le gusta que la llamen “Solcito”, había expresado su indignación en contra de nuestro diario cuando “osamos” criticar a Eduardo Petta, el ministro del MEC, y ese, salvo algunos hurras dados en campaña, es su único mérito para el cargo.

Esto no es más que la consecuencia de la misma política ejecutada en los más altos niveles. Si Petta es ministro de Educación, ¿por qué estos no ocuparían los cargos para los que fueron designados?

Abdo Benítez no solamente está demostrando a la ciudadanía que le importa un pepino su opinión, sino que, cada vez pareciera más que llegó a la Presidencia de la República con la intención prioritaria de pagar favores políticos. Ya lo sabíamos; como alguien dijo, construyó su liderazgo en base a cacicazgos y eso le exige que ahora pague a los caciques que hicieron posible su victoria. Pero no se nos había ocurrido que ese iba a ser su norte, la única motivación para guiar sus pasos por lo menos en esta primera etapa de gobierno.

Todos están colocados, y con jugosos sueldos, muy alejados de ese con el que vive el paraguayito de la calle, ese que posiblemente se quemó las pestañas estudiando una carrera, pero hoy debe sobrevivir con un salario mínimo –si tiene suerte- porque se pasó la vida capacitándose y no haciendo hurras al mandamás de turno.

Está mal lo que hace el presidente. No solamente llena el gobierno de gente incompetente “pero leal” sino que genera descontento y rabia en quienes quedan fuera del sistema por no tener una actitud servil y complaciente con él. Después del avance que tuvimos durante los últimos 5 años, donde la meritocracia era la que mandaba, este retorno del espantoso clientelismo es uno de los más graves retrocesos que tuvimos en estas 3 décadas de transición.

¿El gobierno de la gente? No… de los amigos.

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