LONDRES.- Un ataque franco americano a Siria podría ser inminente y Gran Bretaña por primera vez expresa cautela ante su participación. Quiere ver más pruebas del ataque químico en Duma. La primera ministra, Theresa May, no decidió si convoca o no al Parlamento para debatir su cooperación en la represalia y votarla, luego de su conversación con el presidente Donald Trump. El riesgo es que pierda la votación parlamentaria, como le sucedió a David Cameron en el 2013, cuando debían bombardear Siria.
Cinco años más tarde, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña se enfrentan al mismo desafío luego del ataque químico en Goutha Oriental. Las líneas rojas de un ataque químico fueron nuevamente franqueadas.
Esta vez, la respuesta parece inevitable en estas horas. Ni Francia ni Estados Unidos tienen dudas sobre su naturaleza, tras ver las imágenes y la evaluación de sus servicios de inteligencia. Trump y el presidente francés Emmanuel Macron, hablaron dos veces por teléfono desde la agresión.
El problema para Macron es Irán y Rusia, aliados sirios, con los que él no quiere confrontar al mismo estilo que prefieren Trump y Gran Bretaña. No quiere bombardearlos. ¿Pero cómo sacarlos del marco de los bombardeos, cuando las tropas sirias, iraníes y rusas están juntas en el terreno?
“En ningún caso las decisiones que nosotros tomaremos tienen vocación de tocar a los aliados del régimen o a atacar a quien sea, más bien atacar a las capacidades químicas del régimen sirio (de Bashar al-Assad)”, precisó el presidente Macron el martes, en un mensaje a los franceses.