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El “grupete” sigue bien calladito

ASUNCIÓN.- Los senadores disidentes y de sectores de la oposición siguen bien calladitos a la hora en que se les pregunta su opinión sobre la actitud de su colega Robert Acevedo, quien intentó impedir el decomiso de productos de contrabando de un negocio de Pedro Juan Caballero. Parece que el amambyense se convirtió en una pelota tata para ellos y algunos ya empiezan a mostrar signos de estar hartos del tipo.

Hace días que venimos notando el silencio cómplice de disidentes y liberales, con apoyo de sectores minoritarios de la oposición, en cuanto a lo protagonizado por Acevedo en la capital de Amambay. Ellos que siempre están a la vanguardia en lo que hace a la denuncia en contra de quienes ocupan cargos públicos cuando a alguno de ellos se le ocurre hacer abuso de su poder.

Esto no debería extrañar a nadie puesto que justamente son los disidentes y efrainistas quienes convirtieron a Acevedo en presidente del Senado y el Legislativo sin tener ninguna cualidad para el cargo y, para colmo, poseer oscuros antecedentes que lo vinculan con la mafia del narcotráfico de su departamento. Claro que él pagó puntualmente el favor recibido, y, de hecho, durante toda su Presidencia no hizo otra cosa que ser un soldado obediente y sumiso de las órdenes que recibía de Mario Abdo Benítez y Desirée Masi, quienes, en el 2016, fueron los que realmente manejaron la cámara a su antojo.

Pero de acuerdo a algunas fuentes, no todo es tan sencillo como parece. Es decir que la lealtad que los senadores de estos sectores sienten hacia “Robert” parece no tener la misma fuerza que hasta hace poco tiempo. Dicen por ahí que están algo podridos de las metidas de pata del tipo, que no tiene límites a la hora de presumir de su poder como senador de la Nación.

Así que la decisión de llamarse a silencio y negarse a hablar del bochornoso acto protagonizado por Acevedo es, dicen, porque están podridos de tener que tapar sus despelotes. Algunos consideran que es una pelota tata para el grupete, que no puede ser tomado muy en serio mientras tiene a un integrante, no solo presunto narcotraficante sino petulante, prepotente y acostumbrado a hacer el ridículo.

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