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ASUNCIÓN.- Los números que arrojan el Iracis y el Iragro destacan una exigua recaudación. El primer gravamen apenas llega al 1% de los ingresos de impuestos directos. El Congreso pretende subsanar este déficit con un proyecto (son dos de momento) que cree una nueva figura impositiva que obligue con una tasa las personas físicas o jurídicas que exporten soja en grano, aceite de soja y harina de soja.
El ministerio de Hacienda se opone a un gravamen a la exportación de granos y expone razones políticas y económicas.
- Violación del Principio Constitucional del Principio de Capacidad Contributiva.
- Principio de No Exportación de Impuestos.
- Impuesto que recaerá y perjudicará a los productores y no a los exportadores.
En cuanto a las razones económicas estiman que “este momento no es muy oportuno; reflejado en la deuda del productor; hecho que generaría más evasión”; destaca Santiago Peña, ministro de Hacienda.
Los proyectos que analiza el Senado apuntan a gravar la soja, que se diferencia de otros anteriores que obligan también otros granos o productos resultados de transgénicos o producción mecanizada.
“ES RAZONABLE UN TRIBUTO A LAS GANANCIAS NETAS”
La opinión de analistas que favorecen la creación de una figura que grave la soja coinciden en que ésta debe apuntar a la ganancia. Juan Carlos Zarate Lázaro, economista y asesor de empresas dice que “me parece lo más justo y razonable poder analizar la eventual aplicación de un nuevo impuesto, pero a partir de la ganancia neta obtenida por los productores y los agro-exportadores de soja en grano y derivados”.
La propuesta apuntaría a favorecer a la industria y creación de puestos de trabajo con cualificación industrial.
Zárate incluye en su análisis la necesaria transformación del Presupuesto General de la Nación (PGN). Destaca que “independientemente de las posibilidades potenciales que se darían a partir de la implementación de nuevas figuras tributarias, es muy necesario que se realice un análisis y evaluación a fondo de cada uno de los ítems que conforman el PGN; gastos corrientes (salarios), y encontrar un plan que racionalice el gasto y redireccionarlo a los rubros que componen los Gastos de Capital (educación, salud, e infraestructura)”.
