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Hartazgo ciudadano

El escrache al jefe de Gabinete de la presidencia, Juan E. Villamayor, que por momentos se tornó violento, despertó todo tipo de comentarios y reacciones en diversos ámbitos. El material se viralizó inmediatamente en las redes. En medio del vendaval de opiniones,  alguien dijo algo remanido, pero ciertamente real: A estos tipos hay que echarlos con votos, no a empellones, ni conatos de violencia.

La reflexión del internauta viene más que nunca a cuento, porque nos estamos preparando para dos acontecimientos electorales de primera importancia. La renovación de las autoridades partidarias y la elección de intendentes y concejales para todas las ciudades y distritos del país.

Como abejas a la miel, políticos de todos los pelajes, artistas, periodistas, faranduleros, imputados, perversos con menores, etc, Tirios y Troyanos, están preparándose para entrar en la cancha.  Es increíble la fascinación que ejercen los cargos públicos sobre los paraguayos. Lo terrible del caso es que todos buscan llegar, no para servir al pueblo, como está visto cientos de veces, sino para llenarse los bolsillos con  el dinero público y pasarla lo mejor posible. Tanto es así que intentan  incluso eternizarse en los cargos, el “ejemplo” de Stroessner fue tan bueno, que con  toda seguridad buscan el rekutú por dos, tres o más periodos, como si el cargo ya les perteneciera, veáse si no la antigüedad del longevo “Kalé” Galaverna, sólo como ejemplo.

Las administraciones municipales en general en este país, son desastrozas. Agencias de empleo de amantes, parientes, punteros y paniaguados. No queda nada después de pagar sueldos, aunque sea para hacer obras mínimas, como recoger la basura y cerrar los baches.

Y allí esta Juan Pueblo. Hambreado, engañado, dispuesto a sucumbir de nuevo por chauchas y palitos y prolongar su agonía con políticos ladrones, cínicos, que tienen al Paraguay en la cuneta, hace largos años, con poquísimas excepciones.

El internauta tiene razón. Hay que votar mejor. Es perentorio. Pero, ¿cómo lograrlo con un  nivel de educación cívica paupérrimo como el de nuestros conciudadanos?

Los sucesos como el que le tocó a Juancho Villamayor dan cierta esperanza. El hartazgo es tal que quizás las cosas empiecen a cambiar aunque sea paulatinamente.

Los hechos de violencia en realidad son  lacerantes, degradan al ser humano. Pero el escarnio público hacia los malos políticos es buena señal y la hora del voto el momento indicado para expulsarlos de la cancha.

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