Inicio / La visión de ADN / Hay que limpiar la inmundicia

Hay que limpiar la inmundicia

Si asisten o no a la sesión del Congreso del próximo 1 de julio, no tiene la menor relevancia, si bien esto refleja a las claras el grado de madurez, o más precisamente, la profunda inmadurez política de sectores opositores, cuya nula creatividad se limita a una sola cosa: desconocer todo lo actuado por la mayoría.

El del sábado es un acto protocolar en el cual el presidente brinda su informe anual al Poder Legislativo, tal como manda la Constitución. En consecuencia, es obligación del mandatario exponer ante los congresistas el resultado de su gestión y de ellos tomar conocimiento de su contenido, lo que no implica darle aval alguno. Pero a decir verdad, la inconducta de quienes ya adelantaron que no concurrirán “en señal de protesta”, no es la única, ni menos aún la más grave. Desgraciadamente forma parte de muchas otras, que los han convertido en una máquina destinada a obstruir de manera arbitraria el funcionamiento institucional del Parlamento, devenido, por imperio de sectores minoritarios, en algo que no alcanza los estándares de un prostíbulo, pues, al decir de las prostitutas, ellas sí trabajan.

Los senadores pertenecientes al oficialismo liberal anunciaron que no asistirán al evento, según lo manifestado por Miguel Abdón Saguier. Del mismo modo procederán sus pequeños satélites en la Cámara Alta, como los integrantes de la mini bancada de Avanza País (AP) y del Partido Democrático Progresista (PDP). Mientras, los miembros de “Colorado Añetete” dicen estar “estudiando” lo que ni siquiera debería ser objeto de informales charlas de pasillo.

¿A quién “joroban” con esta actitud? A nadie. Solo ponen de manifiesto lo que, de limitarse a esta cuestión, no pasaría de ser una “bobada”, que no trasciende los umbrales de la niñería política. El problema estriba en que no se trata de un hecho aislado, sino del mecanismo que estos sectores de la oposición aplican en forma sistemática para manifestar su descuerdo con lo que fuere, desde la elección de la mesa directiva y el cambio de representantes antes el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, resueltos por una clara mayoría en ambas cámaras del Congreso, hasta… los datos del tiempo. Pero no solo eso. Además judicializan todo, con el único objeto de paralizar las labores del Poder Legislativo, lo que parcialmente consiguen, patoteadas de por medio.

Como es lógico de suponer, a semejante “estrategia” le corresponde un discurso político de la misma categoría, pobre de solemnidad, notoriamente hueco y hasta chabacano. A los legisladores de estas corrientes solo se les escucha hablar de una mesa directiva “trucha” en el Senado y de su presidente “mau”. Algunos, como Enrique Bacchetta disparan contra miembros de la Corte -a los que antes salvaron del juicio político- por no expedirse con urgencia a favor de sus reclamos y los llama por eso “corruptitos”, siguiendo la “moda” de su colega Juan Carlos Galaverna, quien, ya en el ocaso de su carrera, viene usando el apellido de sus adversarios en diminutivo con el fin de descalificarlos, a diferencia de antes, cuando disparaba municiones políticas de grueso calibre. En suma, el nivel es francamente deplorable.

Los paraguayos nos merecemos mucho más que esto. Ni los miembros de la disidencia colorada, ni del oficialismo liberal y sus satélites,  tienen derecho a ofender nuestra inteligencia de la forma en que lo hacen a cada abrir de boca y a cada paso que dan, apelando siempre al escándalo mediático plagado de insultos y al demencial obstruccionismo.

En la agenda nacional, en esa que verdaderamente afecta a los intereses de la ciudadanía, hay temas verdaderamente importantes, como el acuerdo de Yacyretá y el gravamen a la soja, por citar algunos ejemplos, pero no los abordan o lo hacen de manera tan superficial e irresponsable, basados en míseros cálculos electoralistas, que de nuevo revelan ser ellos l parte fundamental del problema y no los artífices de las soluciones.

Esperemos que el cambio de las mesas directivas contribuya a superar estas graves anomalías y no tengamos por delante otro año de esquizofrenia parlamentaria, que perjudica al país en demasía. Y si no fuera así, porque dicha patología no es fácil de controlar, menos en tiempos electorales, hacemos votos para que las próximas elecciones, además de elegir a un nuevo presidente, sirvan para limpiar al Congreso de tanta inmundicia.

Commentarios

comentarios

Mira también

Nunca es tarde

Fue en una conversación casual entre amigos, en estos días calurosos de finde. Por supuesto …