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Humildad en la victoria

En uno de los últimos discursos del presidente Horacio Cartes en el cierre de campaña de la precandidatura de Santiago Peña, hizo un llamado a la humildad; a que, con el entusiasmo y la efervescencia que suelen estar a flor de piel en vísperas de unas elecciones tan importantes y después de ellas, prime siempre la mesura, aún a la hora de festejar la victoria.

Es más que oportuno este llamado puesto que en estas contiendas suele aflorar la efervescencia tanto de quienes ganan como de quienes pierden. Y si es común instar a los perdedores a aceptar la derrota como parte del juego democrático y electoral, debería serlo también hacer lo propio con los ganadores, para que los festejos sean acordes con estos tiempos pacíficos y prime la cordura en cada una de sus reacciones.

El domingo debe ser una fiesta en todo el país. La decisión de la Justicia Electoral de que las internas sean simultáneas para evitar el doble voto de electores afiliados a más de un partido, ha vuelto a las primarias partidarias en un evento casi nacional, involucrando a ciudadanos de todos los colores y tendencias. Ya sean colorados, liberales, pedepistas o luguistas, el 17 todos los paraguayos votarán para elegir a sus candidatos a cargos electivos en las elecciones del 2018.

Si bien hay una corriente de opinión que pretende desacreditar al voto directo, asegurando que es el responsable de la pésima calidad de representantes que tenemos en varios cargos electivos, lo cierto es que no se conoce sistema más democrático y participativo que éste, que permite que cada paraguayo, por más humilde o ignorante que sea, haga su elección personal sobre la persona que quiere que lo represente en alguno de esos cargos.

La jornada electoral debería ser tranquila y sin sobresaltos. Las decisiones están tomadas; hoy, cada elector que ha decidido participar de las internas del domingo, sabe cuál será su voto y a favor de quién. La transparencia de todo el proceso ha sido garantizada por cada uno de los tribunales electorales partidarios, y la Transmisión de los Resultados Electorales Provisorios (TREP), a cargo del Tribunal Superior de Justicia Electoral, evitará que la espera y la indefinición se posterguen por demasiadas horas, impidiendo que el ambiente se caldee y los ánimos se desborden.

Además de todos los reaseguros para garantizar la transparencia, es importante resaltar que estas fueron unas internas atípicas, especialmente dentro del Partido Colorado, en las que las primarias suelen ser encarnizadas por la agresividad de los candidatos. Esta vez, aunque una de las partes en competición intentó reeditar viejas costumbres, la otra no le siguió el juego y el intento de conflicto cayó en aguas de borrajas.

El interés de las diferentes candidaturas y sus equipos de campaña debe estar ahora centrado en conseguir la mayor participación posible. Es bien sabido que el porcentaje de gente que va a votar en internas partidarias apenas ronda el 30%, como mucho. Si ahora se consigue alcanzar o superar el 50% del electorado paraguayo afiliado a algún partido político, los resultados tendrán mucho mayor contundencia y sostenibilidad.

Lo dicho. La exhortación del presidente Cartes es más que oportuna. Humildad en la victoria y resignación constructiva en la derrota. La mejor forma de seguir construyendo democracia.

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