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¿Impunes o tontos?

La total desvergüenza con la que se manejan quienes se hallan en el banquillo de los acusados, no deja de causar asombro. Ayer nomás, el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Oscar Bajac, abusando del poder que le confiere el cargo, prestó juramento en su propio despacho a la flamante abogada Natalia Fretes Mercado. De la singular ceremonia, muy diferente a las que normalmente se realizan en forma colectiva, participaron también el marido de la profesional, Atilio Alegre y Rafael Filizzola, exministro del interior durante el gobierno de Fernando Lugo.  Un “cuatrinomio” que no tiene desperdicio. Bajac, acusado de graves hechos de corrupción y con un pie afuera del máximo Tribunal de la República. La privilegiada pareja fue denunciada en reiteradas ocasiones por dudosas licitaciones y contratos directos en Itaipú, durante el periodo anterior. Y Filizzola, quien ofició de “padrino”, acusado por el Ministerio Público de ocasionar un perjuicio patrimonial al Estado paraguayo de aproximadamente 11 millones de dólares.

El hecho se hizo público debido a que Natalia Fretes publicó en su cuenta de Facebook varias fotos del “ritual” en el que aparecen los citados. No es difícil imaginar cómo habrá reaccionado la senadora Desirée Masi, esposa de Rafael, al enterarse de la divulgación de las imágenes, que motivó todo tipo de comentarios en las redes sociales. La mujer sabe muy bien que el hecho, que para algunos podría resultar anecdótico, incrimina aún más a su marido, cuyo caso está parado por un sin fin de chicanas que “duermen el sueño de los justos” en uno de los cajones del escritorio de Bajac, vaya “casualidad”, tal como logró antes y por mucho tiempo con los ministros Sindulfo Blanco y César Garay, recusados por la Fiscalía por la manifiesta parcialidad con la que obraban a favor del exsecretario de Estado.

Bajac tampoco debe estar muy contento. Además de evidenciar con este acto la estrecha relación que mantiene con Filizzola, es de vuelta “noticia”, lo peor que desea alguien quien, como él, carga  sobre sus hombros acusaciones que van desde “mal desempeño de sus funciones”, hasta los de “prevaricato” y “actitud maliciosa”, entre otros.

En cuanto a la pareja, puede afirmarse que sus empresas (Coffe Par y Reconfut SACI) fueron altamente beneficiadas con  contratos directos y cuestionadas licitaciones suscriptas con la Itaipú Binacional, abarcando rubros de los más variados, desde café y alquiler de vehículos, hasta informática y rastroneo, lo cual les habría permitido embolsar en solo 9 meses, de julio del 2012 a abril del 2013, más de 30.000 millones de guaraníes, según denuncias.

Cualquiera en lugar de ellos sería más “reservado” a la hora de mostrar los lazos que los une, ni recurriría a la estúpida práctica de realizar juramentos privados, como si se tratara de la mismísima reina de Inglaterra en su lecho de muerte. Salvo, claro está, que se sientan muy seguros de que sus crímenes se mantengan impunes, o sean unos reverendos tontos.

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