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Ineludible deber

Los senadores tienen la fantástica oportunidad de poner las cosas en su lugar y hacer que vuelva a primar el respeto a las instituciones y a la Constitución. La nota presentada por Horacio Cartes, que pide ser convocado para jurar y ocupar la banca que le corresponde legal y legítimamente, es la llave que permitirá que termine de una buena vez este escándalo jurídico, en donde las sentencias de la Corte Suprema de Justicia fueron ignoradas y las decisiones del Tribunal Superior de Justicia Electoral tiradas al basurero.

Desde que a fines del mes de junio el entonces presidente del Senado, Fernando Lugo, arrogándose atribuciones jurisdiccionales y electorales decidió no convocar a Cartes y Nicanor Duarte Frutos, y sí hacerlo con personas que no habían sido electas ni proclamadas como senadores, la debacle se apoderó de las instituciones de la República.

Desde el 30 de junio, cuando juraron 43 senadores y 2 usurpadores, la situación se volvió cada vez más insoportable, porque estos intrusos hacen parte del quórum del Senado, forman parte de las comisiones y votan a favor o en contra de decisiones de la cámara que, en cualquier momento, podrían ser atacadas por ser ilegales.

A casi 2 meses de esta espantosa situación, y ante la aparente apatía de los senadores, cualquiera pudo preguntarse varias veces por qué los cartistas permitían esta situación, compartiendo espacio con Rodolfo Friedmann y Mirta Gusinky –que así se llaman los usurpadores- como si la situación fuera normal y enmarcada en la Constitución y las leyes.

Ahora nos damos cuenta de que, en realidad, lo que ellos hacían era esperar que llegara el momento en el que Cartes ya no estuviera sujeto a ninguna incompatibilidad, lo que ocurrió el pasado 15 de agosto, cuando entregó el poder de la República. Hasta ese momento, su impedimento era que la Constitución prohíbe que se ocupen 2 cargos públicos al mismo tiempo, por lo que no podía ser senador mientras siguiera siendo presidente.

Pero ya no lo es. La incompatibilidad desapareció y ya no hay ninguna excusa para eludir el deber de hacer jurar al expresidente como senador de la Nación. Algunos dirán que, entonces, por qué no se dejó jurar a Nicanor Duarte Frutos, que no tenía esa incompatibilidad. Nosotros pensamos exactamente lo mismo. Pero fue él quien decidió tirar la toalla y abandonar la lucha a cambio de la Dirección de Yacyretá.

Resulta evidente que Cartes no abandonará la lucha porque sabe que la banca es suya ya que se la ganó legalmente, cumpliendo con todos los requisitos previstos en la Constitución. Por eso, en una nota al presidente del Senado, ha pedido que se lo convoque a jurar.

No hay mucha esperanza de que sectores intolerantes de la oposición decidan obedecer las normas establecidas, pero sí se podrían reflexionar los integrantes de Añetete y otros menos radicales, y así lograr que haya 23 votos a favor del juramento del expresidente. Será una maravillosa oportunidad de hacer que las cosas se compongan y las instituciones vuelvan a funcionar.

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