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ASUNCIÓN.- El presidente del Tribunal de Sentencia N°15, juez Héctor Capurro, estableció para el 2 y 3 de noviembre de este año, el juicio oral y público al padre Estanislao Arévalos. Es la primera vez que un religioso paraguayo procesado por abuso sexual, será sometido a juicio.
El sacerdote fue acusado en diciembre del año pasado por la Fiscalía, de abusar de dos monaguillos cuando se desempeñaba como párroco de la vicaría Divino Espíritu, en el barrio San Vicente de Asunción. “Creo que es el primer caso de abuso sexual que lleva a juicio a un sacerdote en el país”, afirmó la fiscal Clara Ruiz Díaz.
Además del Dr. Capurro, componen el tribunal de sentencia los jueces Gustavo Santander y Juan Carlos Zárate.
Basada en el testimonio de los menores y los informes victimológicos-sicológicos, la fiscal formuló acusación por abuso sexual de menores contra el padre Arévalos. La representante del Ministerio Público refiere que “sobran elementos” para sostener la acusación.
“La declaración de los chicos ante cámara Gesell, además de los estudios victimológicos arrojan que fueron víctimas de abuso sexual”, expone sobre el hecho ocurrido en setiembre del 2013. A los padres les llamó la atención que sus hijos ya no querían ir a la iglesia y menos ingresar a la sacristía. “Eran monaguillos y por lo tanto los padres empezaron a averiguar y de a poco fueron contando”, asegura.
“Presentaron varios incidentes procesales, trataron de recusarme alegando que había un fanatismo extremo de mi parte, y no se trata de eso si no más bien de que se haga justicia y que esto no vuelva a ocurrir con otros chicos”
“Presentaron varios incidentes procesales, trataron de recusarme alegando que había un fanatismo extremo de mi parte, y no se trata de eso si no más bien de que se haga justicia y que esto no vuelva a ocurrir con otros chicos”, informó respecto a los mecanismos utilizados por la defensa del religioso.
Arévalos cuenta con medidas alternativas a la prisión y restricción de salir del país. Mientras, debe presentarse mensualmente ante el tribunal a cargo del Dr. Capurro.
El abogado Ignacio Pane, defensor de Arévalos, rechaza las pruebas arrimadas por la Fiscalía. “La imputación es un informe sicológico, no un delito. Es la mayor idiotez que vi en mi vida”, enfatiza y dice que no dilatarán la realización del juicio. “Queremos que vaya a juicio porque es la única forma de que termine este problema”, remarcó el abogado.
NO A TODOS POR IGUAL
Llama la atención que a medida que varias denuncias sobre supuestos casos de pedofilia que involucran a religiosos, tomaran estado público y fuera cuestionado el frío actuar de las autoridades eclesiásticas, las mismas aseguraban que respaldadas por el “Protocolo para investigar denuncias contra clérigos sobre abuso sexual de menores “, daban seguimiento al caso primeramente dentro de la jerarquía religiosa para luego denunciarlo en el ámbito penal, lo que conlleva su tiempo. Estos trámites fueron llevados a cabo en las denuncias que involucran a Carlos Ibáñez, con proceso en Argentina; Francisco Javier Bareiro y Gustavo Ovelar, de la Diócesis de Villarrica. Sin embargo, ante la denuncia de abuso sexual contra menores, cuyo supuesto responsable es el sacerdote Gumercindo Caputo, el caso fue rápidamente denunciado por el Monseñor Edmundo Valenzuela , quien inclusive se presentó a declarar en relación al caso, ante la justicia civil.
La investigación del supuesto abuso por parte de Gumercindo Caputo inició tras la intervención del sacerdote boliviano Lucas Brítez, quien afirmó: “yo canalicé esto con las autoridades. Había muchos comentarios, pero uno fue el que más me impactó y lo pasé a conocimiento de las autoridades; es el abuso de un adolescente”. Añadió que la supuesta víctima se acercó a él “en confianza” y le contó que fue abusado por Caputo.
“El chico se acercó a mí, conversó conmigo y quería exteriorizar su preocupación; yo tenía como obligación encaminarle a ese chico a donde correspondía”, ratificó.
En referencia a una condena por corrupción, que Brítez enfrentó en Bolivia, enfatizó: “Jamás fui condenado en Bolivia”. Posteriormente aclaró que en su país de origen tuvo una condena en primera instancia, pero en la segunda, fue absuelto, hace 14 años. En ese sentido remarcó: “tengo toda mi certificación de que no tengo proceso pendiente”. “De lo contrario, la Iglesia no me hubiera admitido”, agregó.
Según propias declaraciones, Lucas Brítez se retiró de sus funciones eclesiales en Bolivia para incursionar en la política. “Fui alcalde de Cotoca, donde fui párroco; después me invitaron a volver a trabajar en la Iglesia y volví a trabajar en la Iglesia boliviana durante muchos años”, declaró.
Agregó que posteriormente pasó a Paraguay, donde permanece desde hace casi cuatro años.
