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ASUNCIÓN.- Falta menos de un mes para las internas en las que los liberales elegirán al nuevo presidente del partido, miembros del directorio, de los comités de todo el país y a los convencionales partidarios. Pero no se percibe ningún entusiasmo, ni siquiera en los candidatos, que parecen haber contagiado su apatía a los afiliados.
Debe ser la falta de una propuesta diferente o el convencimiento de que sus dirigentes tienen los mismos vicios que aquellos a quienes dicen combatir. Lo cierto es que a pesar de algún que otro intento de ponerle entusiasmo, las internas liberales transitan hacia su final sin pena ni gloria.
En los últimos días hubo un conato de entusiasmo, cuando el principal candidato disidente, Efraín Alegre, acusó a los oficialistas, que postulan a Líder Amarilla, a la Presidencia del partido, por negociar con el presidente Horacio Cartes para quedarse con la Presidencia del Senado.
A esto respondió un oficialista, el diputado Édgar Ortiz, quien sugirió a Alegre que se retire de la competencia acusándolo de haber causado la derrota más grande del PLRA, cuando fue candidato a presidente de la República, en la dupla con Rafael Filizzola, en las elecciones de 2013.
Pero no pasa nada. No hay mucha diferencia entre ambos sectores, el oficialista y el disidente. Nadie tiene mucho interés en mantener una clara Oposición al gobierno de Cartes. De hecho, hace mucho tiempo que el PLRA perdió su perfil opositor y se lo ve casi siempre asociado al gobierno de turno con pactos que casi siempre solo logran algún beneficio sectorial y no general.
Lo que ocurre también es que el afiliado liberal no tiene grandes opciones para elegir a sus próximas autoridades partidarias el domingo 26 de junio próximo. Los tres principales candidatos, Amarilla, Alegre y Salyn Buzarquis, están siendo investigados por la Fiscalía por delitos cometidos cuando ocupaban cargos públicos. Alegre fue ministro de Obras Públicas de Fernando Lugo; Buzarquis ocupó el mismo cargo durante el corto gobierno de Federico Franco y Amarilla fue intendente de Villa Elisa. Y ninguno de los tres dejó el cargo con las manos limpias. Al contrario, son sospechosos por lesión de confianza y otros delitos.
Estas son las opciones con más chance, así que es de entender que los liberales de vieja estirpe no tengan mayor interés en lo que hoy les ofrece su centenario partido.
