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ASUNCIÓN.- Falta un mes para que los liberales acudan a las urnas para elegir al nuevo presidente del partido. Desde el miércoles, los candidatos podrán hacer propaganda electoral y habrá que ver si los ánimos se van caldeando con la cercanía del 26 de junio. Hasta ahora, parece una campaña de cualquier partido minoritario y no de la segunda fuerza electoral que aspira llegar al poder en 2018.
Hubo un pequeño entusiasmo cuando aparecieron dos encuestas que daban ganador, una al oficialista Líder Amarilla, y la otra al disidente Efraín Alegre. Pero no pasó gran cosa y todo continuó como desde el principio de la campaña, aburrido y sin expectativas.
Porque así es como se sienten los afiliados liberales, muchos de los cuales ni siquiera saben que el domingo 26 de junio tendrán que ir a votar, o por lo menos deberían hacerlo, ya que posiblemente el ausentismo sea tan grande como la apatía de los electores.
Este desinterés no es inesperado sino responde a la abulia de los mismos candidatos, que no han conseguido arrancar los motores en los meses anteriores, y que ni siquiera son capaces de enfrentarse entre ellos, ni ideológica ni políticamente. Por si fuera poco, los 3 candidatos que tienen más chances son cuestionados e investigados por la Justicia por presuntos negociados realizados cuando ocupaban cargos públicos. Así que en el pueblo liberal hay una clara percepción de que cualquiera que resultare electo seguirá haciendo lo mismo que los presidentes anteriores, nada, especialmente para levantar al partido y convertirlo en una chance seria para las elecciones generales de 2018.
El problema de la dirigencia liberal es que ha perdido absolutamente su perfil opositor y no ha hecho un mea culpa por los desmanes cometidos por su dirigencia en el corto tiempo en el que un liberal ocupó el sillón presidencial. Las denuncias en contra de los funcionarios del gobierno de Federico Franco son tan abrumadoras que no hay modo de no tener el convencimiento de que la única intención de los azules al llegar al poder era robar todo lo que podían mientras pudieran hacerlo.
Así que la sola idea de que alguno de ellos pudiera convertirse en candidato de una concertación para enfrentar a los colorados dentro de 2 años, parece muy traída de los pelos y, de concretarse, destinada nuevamente al fracaso, tal como ocurriera en el 2013 con la dupla Efraín Alegre-Rafael Filizzola.
El miércoles empieza el plazo para realizar propaganda electoral y habrá que ver si allí la cosa se pone un poco más interesante.
