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Inútiles y corruptos

¿Llueve desde hace cuánto tiempo? Tanto que ya perdimos la cuenta. El sábado pasado esa llovizna persistente, que no cesa nunca, se convirtió en un temporal hecho y derecho. Muchísima agua caída en poco tiempo.

Las consecuencias no tardaron en aflorar. Tremendos raudales en la zona periférica de San Lorenzo, Fernando de la Mora, Luque y demás. Pobladísimas ciudades con cientos de familias afectadas, con niños y más niños.

La televisión mostrando escenas lacerantes, conmovedoras, aunque repetidas, el raudal llevándose todos los pocos enseres de casitas humildes, la heladera con su “cintura” bajo el agua, los colchones empapados, mesas y sillas boyando, etc. ¡Que tristeza!, con lo que les habrá costado comprarlos, pensaba uno.

De pronto, las cámaras se detuvieron en una moto que estaba siendo arrastrada violentamente por el arroyo furioso en el que se había convertido la calle. Bueno, una escena casi común, pensarán, pero no…el dueño del  biciclo no se resignó y pugnaba desesperadamente por atajarlo, que no se lo lleve la corriente. Era su movilidad, su medio de transporte, su trabajo, por eso forcejeaba  con las aguas con el peligro de caerse y ser el mismo engullido por el torrente. De pronto, aparecieron nadie sabe de dónde,  varios hombres que posiblemente estaban guarecidos bajo un techo cercano, a ayudar. Se metieron en el “arroyo” y se pusieron a estironear la moto para detenerla. Hasta que al final, lo consiguieron y lograron alzarla en la vereda, fuera del peligro originado por el vendaval.

En el hospital de “Calle’i”, siempre súper hacinado de gente, de pronto empezó a entrar agua, el arroyo San Lorenzo se había taponado, algunos dicen que por las obras del Metrobús, el torrente desbordó y entró de pleno al nosocomio. Desesperación general, la sala de lactantes debía ser evacuada de inmediato por el peligro que corrían los pequeños infantes.

Como si hubieran recibido una orden, de pronto, todos los familiares de los pacientes se pusieron hombro con hombro con las enfermeras y empezaron a transportar cosas, a escurrir el agua de los corredores y ver el modo de mitigar lo que estaba ocurriendo. Todo el mundo, ¡manos a la obra!

Fantástico. Ambos casos detallados tienen un fondo admirable: La gran solidaridad de la gente en estos casos donde el prójimo necesita una mano amiga para superar el drama.

El costado negativo de todo el problema: La inoperancia de las autoridades municipales. ¿Dónde estaban los intendentes? ¿Organizando la ayuda? Nada que ver…y los agentes municipales, siempre tan prestos para las coimas, ¿de dónde? Brillaban por su ausencia absoluta.

Y no es la primera vez. ¿Cuándo aprenderán a tener vergüenza de la gente? No puede ser. Tan inútiles y corruptos. Por lo menos en las emergencias hubieran sacado pecho. Pero no, ceros a la izquierda sin posibilidad de redención.

El pueblo debería pensar en apretarles la clavija. Que se despierten de su modorra y empiecen a trabajar. Muchos de ellos tienen presupuestos elevadísimos que despilfarran en cualquier cosa, muchas veces, llevándolos a sus bolsillos.

La mayoría de los intendentes, con el de Asunción a la cabeza, ¡son una rémora del país que no queremos los paraguayos!

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