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JA OVALEMA

El lunes parecía que la situación tendía a descomprimirse. Los cooperativistas dijeron estar satisfechos del encuentro mantenido con altos  funcionarios del Poder Ejecutivo, a tal punto que al día siguiente podrían dar por concluida la protesta. El martes se reunieron nuevamente, pero, para sorpresa de muchos, presentaron mayores exigencias, las que además no está en manos del gobierno central poder aprobarlas, como posponer la aplicación del IVA para el sector hasta enero del 2017 y que éste se reduzca al 5%, lo cual en todo caso podría hacerlo el Parlamento. Y ayer ya fueron explícitos: “no hay acuerdo y continuarán las movilizaciones”, demostrando con ello que nunca quisieron negociar, sino solo embarrar la cancha con reclamos de imposible cumplimiento. Idéntica actitud es la de los “líderes” campesinos, a quienes se les hizo propuestas altamente ventajosas para los labriegos, como ningún gobierno les ofreció antes. Pero la respuesta fue increíble. “A partir de ahora ya no negociaremos por separado, sino cooperativistas y campesinos juntos”, siendo que sus problemáticas son tan distintas como el día y la noche. En consecuencia, seguirán las marchas, cuya finalidad hoy salta a la vista de hasta los más distraídos: generar actos de violencia y crear un ambiente de inestabilidad política.

Resulta una obviedad que los cooperativistas se confabularon con la cúpula de los grupos campesinos para, haciendo uso de un buen español, seguir haciendo “quilombo”, y cuanto más grande mejor. Los primeros ya habían quedado fuera de juego, sin la menor capacidad de revertir la situación de no contar con el apoyo de los segundos, quienes priorizan sus planes políticos dirigidos contra el gobierno y dejan de lado los intereses de sus seguidores.

De otra forma no se explica que los Elvio Benítez, Luis Aguayo y compañía  se nieguen a avanzar hacia un acuerdo que comprende un conjunto de medidas sumamente positivas para miles de labriegos que efectivamente atraviesan por serios problemas. Hablamos de la refinanciación de la gigantesca deuda que tienen a un plazo de 10 años, la quita de los intereses y un periodo de gracia de dos años. Hablamos también del acceso a nuevos créditos y de paquetes de asistencia destinados, en ambos casos, a reactivar la agricultura familiar. Y como broche, de la remisión al Parlamento de un proyecto de Ley para la creación de un seguro agrícola con el objeto de hacer frente a eventuales desastres naturales y/o crisis regionales.

De persistir en esta “tesitura” realmente enfermiza y anti campesina, tal vez lo que corresponda de parte del Ejecutivo es informar a todos los labriegos de lo que está sucediendo y habilitar canales de negociación directa con quienes quieran acogerse a los beneficios que se les propone, sea a través de las oficinas regionales del Ministerio de Agricultura (MAG), del Crédito Agrícola de Habilitación (CAH), del Banco Nacional de Fomento (BNF) o de los canales institucionales que resulten más prácticos.

No es posible que un puñado de dirigentes ideologizados, de negrísima trayectoria, y de “señores” cooperativistas que nos son blancas palomitas, obstruya la salida a un conflicto que ya no tiene razón de ser. Ni tampoco que los ciudadanos continúen siendo sometidos al calvario al que ellos los condenan diariamente con sus protestas.

Es hora de poner punto final a tanto disparate, haciendo respetar la Constitución y las leyes. ¡Ja ovalema!

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