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Juegan con fuego

Lo que el gobierno de Horacio Cartes logró con Petropar fue una verdadera revolución, un antes y un después, un pulpo negro y maloliente con la barba crecida de tan anciano que era,  fue derrotado, empujado al vacío ante la mirada incrédula de todo el mundo, porque ya nadie creía que se podía enfrentar con éxito a semejante monstruo.

Pero el gobierno anterior lo logro efectivamente. Recuperó Petropar para el pueblo paraguayo y fue cortando uno a uno los tentáculos que asían fuertemente  a los focos de corrupción que anegaban el ente.

La excusa de los piratas que la manejaron siempre fue la misma. La cotización internacional del crudo contra la que supuestamente no se podía hacer absolutamente nada… el gran fantasma enarbolado para expoliar al pueblo paraguayo. Es cierto, es una razón de mucho peso, pero por supuesto se pueden adoptar decenas de medidas para atenuarla, como nos enseñaron los administradores de la entidad durante el gobierno de HC.

Se pueden usar tecnicismos y demás falacias para intentar desvirtuar lo hecho, pero  como siempre en la administración anterior, están los números cantando su realidad. Varias veces se redujo el precio de los combustibles, algo nunca visto en la historia de la petrolera. Se sinceraron los costos, se cortaron las tremendas coimas que pagaban los transportistas y proveedores, que era una de las principales causas del encarecimiento del producto y se mantuvo a raya a las osadas distribuidoras a quienes les importa un pito la situación interna del país, ya que para ellos todo pasa por sus sucios bolsillos.

El oligopolio del gas también fue dejado de lado, la estatal armo sus propios camioncitos de distribución con “Ñande Gas” que recorrían los barrios y eran objeto de la algarabía de las amas de casa. Por fin, alguien trabajaba en su beneficio.

Cuidar la gestión de Petropar es vital para el país. Con decir que del manejo del ente con  “sentido social”, depende nada menos que el pasaje que paga el pueblo , el sector más vulnerable, en los “colectivos”, se tiene una idea clara de lo clave que es esta entidad.

Todo esto parece no haber sido comprendido por las nuevas autoridades del gobierno y del ente en consecuencia. La nueva titular da la impresión de tener puesta la camiseta de las distribuidoras e intenta deshacer, eso es lo que se ve desde afuera, todo lo bueno hecho por la administración anterior. Es menester advertirle que una actitud como la de ella, puede tener consecuencias  catastróficas para la economía del país.

Parece un carnaval de vanidades. Despreciar todo lo hecho, aunque haya estado muy bien y comenzar todo de nuevo, haciéndolo mal.

Esta suerte de grotescas “vendettas” por parte del nuevo gobierno debe concluir de inmediato. El único afectado en serio es el pueblo y como está el ambiente social en este momento, debería tenerse sumo cuidado en no echar más leña al fuego…

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