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El miércoles 9 de noviembre, a las 11:00, continuará el juicio oral y público al sacerdote Estanislao Arévalos Pedrozo, acusado por abuso sexual en niños. Ayer se procedió a la declaración de testigos. Los hechos ocurrieron en el 2013. Las víctimas tenían en ese entonces 13 y 14 años de edad y se desempeñaban como monaguillos de una parroquia del barrio San Vicente de Asunción. La ciudadanía espera que el proceso termine con una condena histórica y ejemplar, ya que hay decenas de denuncias contra curas por hechos similares, pero las causas quedan encajonadas por encubrimiento de la propia cúpula de la Iglesia Católica del país.
ASUNCIÓN.- Conforme a los antecedentes del caso, luego de las misas, el sacerdote les manoseaba en sus partes íntimas a los chicos y obligaba a los monaguillos a hacerle sexo oral. Todo ocurría en la oficina del cura, indica la acusación.
Según la página digital, Judiciales.net, la mamá de una de las víctimas calificó al acusado de borracho. Recordó que bebía y luego iba a hacer la misa de los domingos. Acotó que su hijo nunca más quiso ir a la iglesia después de lo que le pasó, pues nunca borró totalmente el hecho de su mente.
En tanto que el padre Osvaldo Duarte Ramírez, miembro de la Congregación de los Misioneros Redentoristas, a la cual pertenece el procesado, aseguró que espera que se aclare el caso, que el tribunal recoja todos los elementos y que haga un juicio justo. “La acusación es grave, pero también lo es cuando no está fundada en la verdad”, significó.
Ayer depusieron los testigos propuestos por la defensa, entre ellos, una adolescente de 15 años que también se desempeñaba junto con las víctimas como monaguilla. Ella mencionó que nunca estuvo sola con el sacerdote, que, incluso, las veces que se confesó con él fueron a puertas abiertas; agregó que nunca vio que le haya tocado a ningún menor ni que alguno de los monaguillos se haya sentado en su regazo.
Alegó, además, que los monaguillos tenían una sala aparte donde iban a cambiarse y que el sacerdote no entraba en ese lugar.
Otro menor que declaró como testigo, mencionó también que los ayudantes y los curas nunca estaban juntos a solas, que cada uno tenía su lugar dentro de la parroquia.
En tal sentido, el abogado defensor, Ignacio Pane, afirmó que los testigos de la Fiscalía se contradicen, pues sus relatos no tienen consistencia. “Es una burda mentira lo que le hicieron al pobre sacerdote”, manifestó.
La prensa no pudo estar en el juicio durante la declaración de las víctimas, pues se trata de menores de edad. El Tribunal de Sentencia está integrado por Héctor Capurro (presidente), Cynthia Lovera y Juan Carlos Zárate. La Fiscalía está representada por Clara Ruiz Díaz.
