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La “estrategia” del…¡NO!

De entrada se les ofreció la refinanciación de la deuda a 10 años de plazo, más la condonación de los intereses, es decir que nada pagarán en ese concepto, pero dijeron NO, con el “argumento” que nada les quedaría para reactivar la producción. Se les propuso entonces que, además de reestructurar sus deudas, pudieran acceder a nuevos préstamos del Crédito Agrícola de Habilitación y del Fondo Ganadero, a una tasa muy beneficiosa para ellos, del 10%, frente al 18% del presente, pero también respondieron que NO, porque “eso no bastaría para relanzar la agricultura familiar”, según manifestaron. Se les planteó que para esa finalidad se implementarían paquetes productivos por un monto de 30 millones de dólares, a ser canalizados por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, recibiendo la respuesta consabida, es decir…NO, al igual a la puesta en práctica de un seguro agrícola, proyecto que será remitido por el Ejecutivo al Congreso a fin de que los productores afectados por desastres naturales o crisis regionales sean asistidos en términos monetarios. NO, NO y NO, es lo único que repiten como loros, así como la amenaza de que no se moverán de Asunción, radicalizando aún más sus protestas, si no se les da lo que pretenden. Más claro, imposible. La política de los grupos campesinos y de “cooperativistas” que mantienen en vilo a la ciudadanía desde hace ya dos semanas, no es la del diálogo y la negociación, sino la del ultimátum y la inadmisible imposición.

Repasemos algunos números. El monto de la deuda global que tienen pequeños productores con la banca pública y privada, la mayor parte de la cual (57%) se remonta a 5 y hasta 10 años atrás, es de aproximadamente 500 millones de dólares. Una suma sideral, que para algunos incluso es mayor, como es el caso del senador Silvio “Beto” Ovelar, perteneciente al sector  disidente de la ANR, quien afirma que la suma asciende a U$S 800 millones. Los afectados serían alrededor de 110.000 campesinos, aunque esta cifra varía según las fuentes, porque dirigentes la MCNOC, uno de los pilares de las movilizaciones, hablaban primero de 50.000 pero, de la noche a la mañana, pasaron a 250.000!

Demás está mencionar que el Estado paraguayo no dispone de esa suma y si dispusiera, no correspondería “condonar” semejante cantidad de dinero, que terminaríamos pagando todos los contribuyentes, ya sea de nuestro propio bolsillo, porque alguien tienen que financiar el tremendo “mono”, o desfinanciando -léase recortando- los presupuestos de salud, educación, viviendas, programas sociales u obras públicas, lo que resultaría absurdo e insensato, por decir lo menos.

En contrapartida, supongamos por un instante que los “líderes” campesinos recuperan la cordura, lo que no parece factible, y se acojan a la oferta del Ejecutivo, más allá de que ésta pueda ser objeto de algunas modificaciones. Eso significaría que aquel que no puede honrar una deuda de, por ejemplo, 30 millones de guaraníes con el Crédito Agrícola o el Banco de Fomento, pasará a pagar una mensualidad de… 250.000 guaraníes, libre de intereses!!!. Y más aún, será nuevamente sujeto de otro préstamo para la producción, con una tasa de apenas 10% de interés. Cualquiera en uso de sus facultades no dudaría un instante en responder con un SÍ rotundo. Pero, ellos se aferran al NO.

No podemos dejar pasar el hecho de que, aunque la deuda data de muchos años atrás, esa dirigencia nunca reclamó nada a su líder, Fernando Lugo, cuando éste era presidente, mientras que ahora lo hace de la manera más hostil que puede. Ocurre que entonces, los Elvio Benítez, Luis Aguayo y compañía recibían todo tipo de “incentivos” del gobierno, dejando en el olvido las necesidades de sus “bases”. Ahora las cosas son distintas. Se acabaron las “dádivas” para estos corruptos y por eso están con la sangre en el ojo, al igual que el exobispo y sus secuaces, a quienes en su momento se les desprendió de las sabrosas “tetas” del Estado.

Para justificar aquel “paréntesis” de los reclamos sociales, dicen que las condiciones del mercado de entonces eran mejores que las de ahora, por el desplome de las cotizaciones de todos los productos agrícolas, como si fuera que esa realidad solo afecta a los pequeños productores. A decir verdad, las condiciones de la economía nacional, regional y mundial son muy diferentes, y nos afecta a TODOS los paraguayos, de las más variadas actividades, quienes no por eso salimos a exigir la condonación de nuestras deudas, aunque muy bien nos vendría.

Veremos con qué cuento nos vienen mañana, aunque a juzgar por los hechos, la hoja de ruta la tienen bien trazada: Decir NO  a todo, para profundizar al máximo el conflicto, y seguir castigando de manera inmisericorde a la ciudadanía, que con fundadas razones ya les ha perdido la paciencia.

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