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La herencia

Una pena para el país y su gente que el Presidente de la República haya comprendido recién un año después que cometió un terrible error al intentar tirar todo por la borda, borrar de un plumazo todo lo bueno hecho por el gobierno anterior y empezar todo de nuevo con su “sello personal”.

Posiblemente mal aconsejado por asesores ineptos que ahora están con el rabo entre las piernas y sin saber por dónde escapar, el Jefe de Estado tomó decisiones equivocadas que finalmente desembocaron en la tremenda crisis que aparentemente tuvo su final ayer, con el archivamiento del pedido de juicio político que le quería incoar la oposición.

De pronto Abdo se encontró solo ante la posibilidad cierta de ser removido del cargo, algo que no entraba ni por casualidad en su cálculo de probabilidades. Manoteó entonces en todas las direcciones y no había aliados posibles, fuera de los eternos adulones que en estos casos no sirven absolutamente para nada.

Le quedaba solamente HC, pero cómo recurrir a él, a quien había defraudado desde el principio borrándolo alevosamente de la lista de senadores. Luego una serie de exclusiones y desplantes además de la “corrida” de sus adherentes de las instituciones públicas.

Lo normal era que le pasaran la factura lo que significaría el fin de su mandato y de su carrera política.

Ya en otras oportunidades, el líder de HC había ordenado a sus partidarios… “el país primero”, pese a quien pese. Pero esta vez había razones de peso para saldar viejas deudas. Pero no. Prefirió construir estabilidad, unir al Partido Colorado y dar un respiro al Presidente, de su mismo signo político, para ver si logra enderezar la nave de su administración que hasta el momento va rumbo a la cascada.

Y todo ello sin  pedir nada a cambio, aunque los periodistas apunten sus preguntas solo en ese sentido. ¿Cogobierno? ¿Juramento en el Senado?, etc., pero nada de eso. Aunque Usted no lo crea, como diría Ripley.

Posición de estadista, reiterada, que le dicen.

El presidente por ahora admite que recibió “una gran enseñanza” con todos estos acontecimientos y promete “más diálogo”  en su gestión.

Es de esperarse que haya aprendido realmente la lección. La herencia que recibió y sigue recibiendo, es absolutamente inusual en Paraguay.

Que no la vuelva a despilfarrar.

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