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La negación como autodefensa

Consultados varios analistas y dirigentes liberales sobre la falta de protagonismo de la oposición en general y del PLRA en particular, en estos 6 meses que pasaron desde la asunción del nuevo gobierno, las opiniones fueron dispares. Sin embargo, en lo que todos coincidieron fue en una abierta negación a que el problema fundamental esté en que las “buenas relaciones” que existen entre el Ejecutivo y sus otrora aliados en el Congreso, hacen muy difícil que pudieran haber cuestionamientos y una postura crítica hacia lo que se está haciendo.

Es cierto que el PLRA y sus eventuales aliados tienen, desde hace décadas, problema para hacer una oposición seria a los sucesivos gobiernos colorados que se han dado desde el golpe del 89. A pesar del tiempo transcurrido, no pudieron encontrar los mecanismos para dejar las barricadas y actuar como núcleos políticos que buscan el poder, para lo cual la postura crítica hacia lo que no se hace o se hace mal desde el gobierno, es fundamental.

Si un partido no muestra lo que se está haciendo mal y plantea soluciones para superar los problemas, será muy difícil que la ciudadanía lo viera como una alternativa válida. Pero la oposición paraguaya pasó de ser furibunda durante el gobierno anterior, a mostrar ahora una abierta y desembozada permisibilidad, como si todo lo que hiciera el Ejecutivo fuera permitido y consentido por los demás sectores políticos nacionales.

Y esto es sencillamente debido al hecho de que gobierno y oposición mantienen una relación cordial desde hace cuatro años, por lo que esta última muestra una clara incapacidad de ser crítica a las acciones gubernamentales. Y no porque no existan motivos para cuestionarlas y sentar una postura diferente, que pudiera hacer ver a la ciudadanía que no todo es más de lo mismo.

De hecho, algo que no pudieron negar los analistas liberales es que es un sector del Partido Colorado el único que está haciendo oposición al gobierno, especialmente en las cámaras del Congreso. Son los legisladores de Honor Colorado los que mantienen una actitud crítica permanente hacia varias decisiones del gobierno, como los nombramientos, que demuestran que el nepotismo y el tráfico de influencias han retornado con mucha fuerza.

No es cierto que durante el primer año se tenga que tener cierta “paciencia” hacia el gobierno, como pretendieron algunos entrevistados. Al contrario, los grandes cambios se hacen dentro de ese período, justamente cuando se superaron las elecciones y todavía quedan algún tiempo antes de las próximas. Pero aquí no se está haciendo nada. La inercia parece ser el factor fundamental que maneja al Ejecutivo y a los partidos de oposición, que parecen más entregados a las circunstancias que con ánimos de cambiarlas.

La oposición se muestra excesivamente amistosa con el gobierno. Y esto es malo en cualquier democracia, y para cualquier presidente de la República.  Negar esta realidad es solamente una forma fallida de autodefensa, como el avestruz, que esconde la cabeza para negar los hechos.

Lo más sano que pudiera ocurrir es que el PLRA, el PDP y otros sectores de oposición, asuman su condición de tales y conquisten el espíritu crítico que deben tener, por lo menos si es que pretenden, alguna vez, convertirse en gobierno.

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