Inicio / La visión de ADN / Lamentable distorsión

Lamentable distorsión

En el sistema republicano, uno de los principios consagrados es el de las mayorías y minorías. Cuando un tema se somete a votación, se impone el criterio del sector que tenga mayoría, y el que está en la minoría debe aceptarlo y someterse a la decisión.

Pero para que este sistema funcione correctamente, quienes tienen el poder, y la mayoría, saben que no todo está sujeto al voto, que hay normas previstas tanto en la Constitución como en las leyes, que definitivamente no pueden ser sometidas a votación. La institucionalidad del país no puede funcionar si quien consigue los números necesarios puede hacer lo que le venga en gana.

Tradicionalmente, nuestros políticos no han demostrado demasiado apego a las normas vigentes, aunque les encanta presumir de ser grandes defensores de la Constitución y el sistema. Pero jamás antes se ha visto tanto manoseo, abierto y descarado, grosero más bien, a la institucionalidad. Por lo visto, quienes llegaron al poder lo hicieron convencidos de que tener la mayoría es lo único que importa, y que ese simple hecho los habilita para violar cualquier disposición, por más afrenta a la Constitución que pudiera haber.

No importa que haya senadores electos y proclamados que no puedan jurar, ni que haya dos personas que no reúnen el requisito mínimo para formar parte de una de las cámaras del Congreso. Si tienen mayoría, pueden sacar a quien quieran y poner a quien se les dé la gana, haciendo pito catalán a la Constitución, el Código Electoral y al mismo sistema republicano que dice que los cargos electivos deben ser ocupados por quienes consiguen los votos necesarios para hacerlo.

Este es el sistema que impera en este momento en las cámaras del Congreso. El del “votazo”, los artículos 23 para el Senado y 41 para Diputados. Por eso sigue siendo presidente de esta última Cámara un personaje como Miguel Cuevas, denunciado por varios sectores de Paraguarí, debido a los numerosos negociados que hizo mientras fue gobernador del departamento.

Por eso también Cartes y Duarte Frutos no ocupan sus bancas en el Senado, y las mismas permanecen usurpadas por Friedmann y Gusinky. Porque la mayoría quiere que así sea.

Por eso es que la ciudadanía tiene tan poca esperanza en el período ordinario de sesiones que se iniciará en marzo. Si bien en carpeta, en ambas cámaras, hay cuestiones fundamentales como la reforma tributaria, el paquete de leyes en contra del crimen organizado o la reglamentación de la pérdida de investidura, todo el mundo sabe que no se optará por lo que sea mejor para la ciudadanía, sino que se impondrán las disposiciones que son defendidas por el sector que tenga la mayoría. Ni siquiera importará que lo aprobado refleje lo que dispone nuestro marco jurídico vigente.

Nos cuesta creer en milagros, pero si en este período no se da un rotundo golpe de timón y vuelven a primar la coherencia, la institucionalidad y el respeto a la Constitución, serán cada vez más graves los daños que esta mayoría descontrolada y prepotente le hace al sistema republicano.

Commentarios

comentarios

Mira también

Nunca es tarde

Fue en una conversación casual entre amigos, en estos días calurosos de finde. Por supuesto …