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Las normas están, pero…

Nada resulta más claro que el hecho de que Horacio Cartes está perfectamente habilitado por la Constitución, las leyes y reglamentos vigentes, para jurar como senador activo de la Nación.

Ayer, senadores oficialistas presentaron una nota al presidente de la cámara, Fernando Lugo, recordándole que el artículo 4 del Reglamento Interno dice que todos los que fueron proclamados por la Justicia Electoral deben ser convocados a jurar. Esto lo plantea el documento de manera perentoria; es decir que Cartes debe ser convocado y al jurar se dará una cuestión de incompatibilidad por tener dos cargos, lo que debe ser solucionado por el Congreso, que es el que tiene congelada su renuncia a la Presidencia desde hace varias semanas.

Lo primero que uno piensa al leer esto es que, si esta gente es capaz de desobedecer una sentencia de la Corte Suprema de Justicia, que es el custodio e intérprete de la Constitución Nacional, no hay ni que dudar de que lo que dice un reglamento interno ni siquiera figurará entre los temas que deben tener en cuenta. Es obvio que ellos solamente obedecen las disposiciones que les son favorables a sus intereses. Las otras, no existen.

Pero igual, hay que mencionarlas, porque es necesario que una parte importante de la ciudadanía, que sigue creyendo que el diario ABC es el vademécum de la moralidad y la institucionalidad, y que los opositores son grandes custodios de la Constitución, abran los ojos y se topen de una buena vez con la realidad.

El reglamento interno del Senado, cuya validez es reconocida por la Constitución Nacional –o sea no es un borrador de reglamento de un club de barrio- dice que Cartes, Nicanor Duarte Frutos y Juan Afara deben ser convocados el sábado próximo para jurar como senadores; y lo dice al establecer que todos los proclamados deben ser convocados.

Esto tiene lógica porque se supone que para que un senador electo sea proclamado por la Justicia Electoral ya debió pasar por todos los filtros previos. Debió estar habilitado para competir primero en internas y luego en elecciones generales, no haber sido impugnado por ningún sector político, o, en todo caso, la impugnación debió ser rechazada; y tuvo que obtener la cantidad de votos necesarios para ganar una banca en la cámara.

Con todos estos pasos previos, obviamente la Justicia Electoral no tiene ninguna duda de que un senador electo puede ser proclamado y, al hacerlo, obliga a la cámara a que se le convoque para prestar juramento.

Pero, lo más probable es que esto no ocurra, porque los opositores tienen la facilidad de interpretar las normas a su antojo y conveniencia, y a ellos no les conviene que Cartes ocupe un lugar en el Senado, porque esto implicará que durante 5 años más seguirá teniendo poder político. Y en el caso de que durante este mandato se permita la reelección presidencial, podrá volver a competir en el 2023, con la misma fuerza que hubiera tenido si se volvía a postular en las últimas elecciones.

Este nomás es el problema que tienen estos personajes con el jefe de Estado. Y para evitarlo están dispuestos a pasarse encima de la Constitución, las leyes y cuanto reglamento pretenda impedirles salirse con la suya.

 

 

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