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Las “offshore” entre lo legal y el sensacionalismo periodístico

Las “offshore” fueron presentadas como una herramienta para lavar dinero en el caso “Panamá Papers”, que es el resultado de una investigación de un consorcio de periodistas en base a documentos robados del estudio jurídico de Mossack Fonseca. Pero esto no se ajusta a la verdad, según el renombrado músico, abogado y político panameño Rubén Blades, quien señala que hay sensacionalista en los materiales. Pidió que el Gobierno de Panamá responda a las denuncias con más precisión y firmeza y que se investigue todo inclusive el robo de los documentos.

PANAMÁ.- Es interesante que en las redes sociales, personas que opinan y se esconden tras nombres anónimos, condenen estas prácticas de crear sociedades anónimas. Leí que a Leo Messi le habían encontrado una sociedad, pero éste afirmó que nunca se le habían asignado fondos y que no estaba operando. Sin embargo, para los medios piraña, el nombre de Messi representa una oportunidad noticiosa que no puede soslayarse, aún a riesgo de ser demandados.

Es importante separar el contenido “escandaloso” de la noticia, del contenido contencioso real.

Si queremos realmente evitar la utilización de las sociedades “off-shore” para la evasión de impuestos, o para alcahuetear ilegalidades, entonces todas las legislaciones de todos los países del mundo deberían prohibir la creación y utilización de la figura “off-shore companies”, incluyendo a los Estados Unidos. Aseguro que si Panamá oficialmente lo propone, ningún país aceptaría su propuesta. Demasiado dinero corre, encima y debajo de la mesa, y cuando se trata de mover dinero, los intereses de la codicia terminan ganando, sean legales o ilegales.

Por el momento, recomendamos que antes de unirnos al circo de la especulación, entendamos que todas las firmas legales como Mossack-Fonseca hacen lo que la ley les permite hacer, bajo un marco internacional conocido y aplicado internacionalmente.

Solo si a sabiendas se apartan de la ley serán sujetos a las sanciones correspondientes.

Si nos detenemos a examinar el asunto con un poco más de atención, más allá del escándalo y el escarnio público, vemos que todo esto luce como una acción dirigida a lastimar, denigrar y a empantanar el nombre de Panamá, para de esta manera favorecer los intereses financieros de países que envidian nuestro presente crecimiento y éxito, y de otros que quieren recuperar su hegemonía en los mercados, no por errores de Panamá, sino por sus propia fallas.

Mossack-Fonseca no representa al país. Es una empresa legal que opera en y desde nuestro país. Pero se le ha dado al mundo la impresión de que nuestra República es la responsable por sus actos y los de terceros.

Se ha reportado que la información ha estado por más de un año en manos de ICIJ, un supuesto grupo independiente formado por 160 periodistas, denominado “liberal” y “progresivo” (código para “izquierdista”), y que este grupo está basado en Washington, (no sé quién, o qué lo sostiene).

¿Es posible creer que ninguno de los grupos de inteligencia del gobierno, también allí ubicados, conocía de esto?

Y consideremos: ¿QUIÉN(ES) están detrás del “hackeo”? ¿Se hizo desde Panamá? Y si fue desde aquí; ¿podría haber sido hecho con una de las dos máquinas “perdidas” del pasado gobierno?

¿Perseguirán los Estados Unidos a los “hackeadores” de la manera enérgica con que han perseguido a Assange y a Snowden?

Y si no lo hacen, ¿quiénes se benefician con esa decisión y por qué?

Un diario alemán destapa la “olla de grillos”. ¿Por qué Alemania? ¿QUIÉN HACKEO Y DESDE DÓNDE?

Que quede claro que no estoy defendiendo a lavadores de dinero, ni a sinvergüenzas, ni estoy diciendo que en Panamá no los haya. Bastan los recientes sucesos locales que involucran al Financial Pacific, y a algunas figuras políticas nacionales. Pero en este particular caso, Mossack-Fonseca es una empresa ubicada en Panamá, con sucursales en más de treinta ciudades en el mundo, incluyendo en los Estados Unidos.

En 1986, cuando se integra Fonseca, operaron acá, durante la dictadura de Noriega. ¿Saldrán datos de las compañías “off shore” que se fundaron en el tiempo de Secord, Poindexter o North, cuando se compraban y enviaban armas a los Contras, durante la presidencia de Ronald Reagan? ¿Alguna conexión entre sociedades fundadas por Mossack-Fonseca y personas de los Estados Unidos verá la luz pública? ¿Hubo alguna?

Asignarle al embrollo el nombre de “Panama Papers”, en vez de “Mossack-Fonseca Papers” me luce malintencionado, dirigido ex-profeso a denigrar a nuestro país, y/o para desacreditar al presente gobierno. Eso debe estar claro.

A la vez, espero que se realicen investigaciones objetivas que pongan al descubierto quién o quiénes hackearon los archivos de la firma legal acreditada en nuestro suelo, y con qué propósito.

Que se expongan las tramas y a los tramposos, pero sin insultar a mi país en el proceso.

Este asunto no es responsabilidad de mi pueblo. Respeten a Panamá.

Finalmente, esta situación es más seria de lo que aparentemente percibe nuestro gobierno.

El daño potencial es enorme y requiere acciones inteligentes, y no beligerantes. No fue una buena idea enviar a cuatro abogados que poseen conexiones con la creación de este tipo de empresas, a responder por Panamá.

El gobierno debió haber respondido directamente, a través de una cadena nacional, planteando los argumentos necesarios y explicando a nuestra nación y al mundo por qué es injusta la acusación dirigida contra nuestro país.

Recomiendo emplear inmediatamente a la mejor firma internacional capaz de examinar la situación, asesorar y determinar cómo, y a quién responder y bajo qué condiciones. Esto, como lo de la Zona Libre, se hincha.

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