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Le Pen trata de desacreditar la sensación de que ya perdió contra Macron

A dos días de las elecciones presidenciales francesas, el actual inquilino del Palacio del Elíseo sigue encabezando las encuestas.

Con sondeos que lo ubican con el 55% de los votos para el domingo próximo, el debate presidencial dejó la imagen que su reelección es prácticamente un hecho. Incluso considerando un margen de error, la tasa de abstención potencialmente alta y otros imponderables, hacen que llegue con una ventaja razonablemente clara sobre la competidora de ultraderecha Marine Le Pen.

La contienda televisiva dejó sabor a derrota entre las filas de la aspirante de la Agrupación Nacional (RN). Estas últimas horas, los aliados de Le Pen se multiplicaron, en las radios, canales de televisión y redes sociales, para respaldar a su candidata. Intentan desacreditar la sensación, reflejada por varias encuestas, de que Emmanuel Macron ganó el debate, lo que termina proyectándolo con solidez para el ballotage.

Para los lugartenientes de la líder de extrema derecha, mientras ella se mostró “sólida” y “cercana a los franceses”, el presidente saliente habría sido, según ellos, “flojo”, “casual” y “arrogante”. “El insultador público número uno”, calificó Jordan Bardella, presidente en funciones de Agrupación Nacional, llamando a “no ceder ante los mercaderes del miedo”.

Por su parte, con el impulso que le diera la buena performance en la TV, el presidente busca confirmar la imagen de continuidad. Para sus últimas horas de campaña, eligió rodearse de habitantes para un nuevo paseo y selfies, en Seine-Saint-Denis, uno de los departamentos más pobres y jóvenes de Francia. Desmontar la impresión de un político distante por un líder de cercanía, movilizándose entre la ruralidad y los barrios obreros.

Mientras, Marine Le Pen se aferra a sus últimas esperanzas. “Creo que tengo todas las posibilidades de ganar”, dice. Confía en que su lucha, sin tregua hasta el domingo, pueda despertar el compromiso de sus conciudadanos. Con la misma estrategia: cuestionar el comportamiento del presidente saliente y desmontar el temor hacia un gobierno de ultraderecha. Y la consigna: “Si el pueblo vota, el pueblo gana”.

A los candidatos les quedan pocas horas. La campaña oficial termina este viernes por la noche. Escaso margen, según los analistas, para revertir la tendencia y arrebatarle una victoria al actual presidente de la República. Marine Le Pen, sigue con desventaja: Emmanuel Macron la superó por 1,6 millones de votos el 10 de abril, el partido republicano está debilitado pero sigue activo, todos los sondeos la muestran derrotada con una brecha creciente.

Desde el partido de Marine Le Pen tratan de desacreditar la sensación, reflejada por varias encuestas, de que Emmanuel Macron ganó el debate entre dos rondas el miércoles por la noche, lo que termina proyectándolo con solidez para el ballotage.

Desde el partido de Marine Le Pen tratan de desacreditar la sensación, reflejada por varias encuestas, de que Emmanuel Macron ganó el debate entre dos rondas el miércoles por la noche, lo que termina proyectándolo con solidez para el ballotage.

Emmanuel Macron, que tras las apariciones en la televisión francesa debe terminar su campaña este viernes en el Lot de Figeac, asegura que tiene un “mensaje para toda Francia: no hay geografía que pertenezca a ningún campo”.

Como si fuera poco, los votantes del candidato de la izquierda popular, Jean-Luc Mélenchon, parecen sabotear las únicas chances de Le Pen. Al fin y al cabo, están presionados a bloquear la llegada de una aspirante que comparte, en muchos aspectos, el pensamiento político de Putin, que ha manifestado abiertamente su admiración por un modelo autoritario de sociedad, cuyo programa raya, al menos en algunos aspectos, la inconstitucionalidad. Sumado a cierto desprecio por los inmigrantes.

Los votos de Jean-Luc Mélenchon, un cercano tercero en la primera ronda, serán decisivos. Según las encuestas, el 39% de ellos votaría por Macron en la segunda vuelta, el 17% votaría por Le Pen y el 44% quiere abstenerse o aún está indeciso. El jueves, Macron estuvo en Saint-Denis, al norte de París. En la gran comunidad musulmana allí, el 61% votó por Mélenchon.

“¡Gente de Francia, levántense! “, intenta sacudir Le Pen. El mensaje está destinado principalmente a los abstencionistas. En la recta final, allí es donde podrían estar sus únicas reservas. Unos 13,6 millones de votantes no fueron a las urnas, votaron en blanco o nulo y, a estas alturas, la mitad de ellos dice que no quiere elegir a uno de los finalistas, según el barómetro OpinionWay-Kea Partners para el diario “Les Echos”.

Pero “contrariamente a la creencia popular, los abstencionistas son personas más bien moderadas”, señala Bruno Jeanbart, vicepresidente del instituto de encuestas. “La verdadera encuesta”, responde un miembro de la oficina nacional de la RN, “la vamos a ver en las urnas”. La respuesta llegará el domingo.

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