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Liberales en su laberinto

Los últimos años de la transición democrática golpearon duramente a los partidos políticos, que perdieron todo protagonismo y se convirtieron en meras maquinarias electorales, que aparecen solamente cuando hay comicios cercanos. Se pueden buscar miles de excusas para esto, pero parece evidente que la incapacidad para reciclarse y adaptarse a tiempos diferentes fue lo que les golpeó con fuerza, especialmente a los tradicionales.

Y cuando hablamos de partidos tradicionales nos referimos, fundamentalmente, al Partido Liberal, esa nucleación política que durante la dictadura fue el principal referente de un pueblo sometido, sin voz y sin fuerzas. Pero a punto de cumplirse 30 años del golpe de Estado, lastimosamente los dirigentes del PLRA no supieron o no quisieron aggiornarse a los tiempos y dejar de ser políticos de barricada para convertirse en formadores de ciudadanos con capacidad de elegir lo que mejor convenga a su futuro y al de sus hijos.

La falta de propuestas que marquen una diferencia entre lo que hay y lo que podría haber y la profunda crisis interna que se acrecentó desde que Efraín Alegre empezó a presidir el directorio, hicieron que el PLRA adquiriera una imagen tan confusa, que parece haberse vuelto invisible.

La llegada del nuevo gobierno colorado aumentó las asimetrías liberales. El oficialismo partidario se mantiene a la expectativa, negándose a hacer oposición porque no quiere poner en peligro su amistad con el presidente de la República. Su único pataleo fue después de las elecciones, más que nada porque de alguna manera Alegre se convenció de que sería el ganador y el golpe fue tan duro que no pudo reaccionar.

Pero, lo cierto, es que el oficialismo liberal, con Efraín a la cabeza, tiene más coincidencias que desencuentros con Abdo Benítez, quien, abiertamente, ha demostrado una preferencia inusual hacia la oposición antes que con sus correligionarios de Honor Colorado.

Mientras tanto, el otro sector liberal, el de Blas Llano, observa callado lo que va ocurriendo, barajando las posibilidades que más le convienen al sector, ser oposición o mostrarse más conciliador con el gobierno. Para seguir contando con el favor de los liberales, el gobierno tendrá que empezar a pagar favores políticos, algo que hasta ahora se le ha dado muy bien con los añetete y otros sectores de la oposición, como el PDP.

Pero se avecinan desafíos electorales en donde una alianza con el gobierno colorado no servirá de nada al Partido Liberal, porque sus afiliados, más que amar a su partido, son profundamente anticolorados y lo único que no quieren es que se los asocie con los afiliados de la ANR. Así que efrainistas y llanistas tendrán que reagruparse y elaborar una estrategia que consiga mostrarlos alejados del gobierno

De hecho, recordemos que en el 2015, Alegre ganó las elecciones justamente porque Llano se veía muy cercano al gobierno de Horacio Cartes. Si las coincidencias entre Abdo Benítez y el oficialismo liberal continúan, eso hará que los resultados de las internas del año próximo sean diametralmente opuestas, con el triunfo de Blas Llano, a quien los liberales verán como el más opositor de los líderes.

Así las cosas, el futuro no se presenta nada halagüeño para esta agrupación política y su desafío para el futuro será cómo evitar pasar a formar parte de la historia…

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