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Los desesperados

El delirio se apoderó de los que antes promovieron el proyecto de enmienda, a fin de rechazarlo, y ahora se muestran impotentes ante el creciente reclamo de que se realice un referéndum para que el electorado decida si se instituye, o no, la figura de la reelección. Es el caso de ABC color, Última Hora, los “marioabdistas” y sus aliados “estratégicos” de la oposición. La pobre senadora del PDP, Desirée Masi, ya no descansa, a raíz de las interminables horas que se pasa en las redes sociales posteando contra “el golpe”, el inminente “quiebre institucional” y trayendo a colación su supuesto pasado “combativo” contra la dictadura de Stroessner, a la cual a lo sumo “enfrentó”… escuchando los temas de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. Lo mismo sucede con algunos comunicadores, como Enrique Vargas, quien hasta hace muy poco tiempo presentaba al presidente de la República como rubio, alto y de ojos celestes, en tanto ahora lo pinta como si fuera el mismísimo Lucifer, con una larga cola, grandes cuernos y un tridente.

El grado de paroxismo al que llegaron los antireeleccionistas es verdaderamente alarmante. A instantes de que la ANR presentara al Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) una montaña de biblioratos, conteniendo la petición de 366.000 electores para habilitar la reelección, ellos ya “supieron”, como por obra de magia, que la totalidad de las firmas habían sido “falsificadas”. ¿366.000 firmas “truchas”?. ¿En pleno Siglo XXI, cuando cualquiera, desde una computadora o su celular, puede verificar si su nombre fue utilizado indebidamente?

El procedimiento para el efecto fue explicado por los mismos apoderados del Partido Colorado. Basta con ingresar a la página web de dicha organización, llenar una casilla con su número de documento o con el número de inscripción con el que se presentó al TSJE la solicitud en cuestión, para poder despejar alguna duda. Pero además, ¿en qué cabeza cabe que una nucleación como la ANR, o cualquier otra de gran envergadura, recurriría a semejante estupidez, siendo que con solo recolectar 30.000 firmas auténticas ya podría radicar la solicitud ante el Congreso y éste debería expedirse al respecto?

Finalmente, las firmas no son más que una referencia, importante por cierto, tratándose de tantas, pero referencia al fin. La decisión correrá por cuenta de ambas cámaras del Parlamento Nacional. Si en éstas se reúne la mayoría necesaria, se procederá a la convocatoria a un referéndum vinculante y, a la inversa, si no la hubiera, el proyecto se remitiría al archivo.

¿Por qué tanto escándalo, entonces? Los diarios de “Don” Aldo y “Don” Antonio crean y recrean títulos apocalípticos. Desiré, sin mucha imaginación, se limita a copiar y postear extractos de “Patria Querida”, como augurando momentos “épicos”. Y Vargas, con la falta de equilibrio que lo caracteriza, amenaza con “mandar a la cárcel” a quienes tengan la osadía de promover y/o aprobar la enmienda de la Constitución.

La respuesta la hallaremos en una sola palabra: Desesperación. Y ésta obedece a que en el Senado ya existen los votos para llamar a elecciones y que la ciudadanía se expida sobre éste tema que es de su estricta incumbencia, tal como coincidieron en afirmar la senadora liberal, Zulma Gómez y, con los dientes apretados, su colega “marioabdista”, Óscar (Cachito) Salomón.

Hacemos votos para que esta tendencia se confirme a la brevedad posible, para bien de la democracia, porque ni un puñado de legisladores que actúan de espalda al pueblo, ni un par de ricachones con sus respectivos medios de prensa, pueden cercenar el derecho que tenemos 4 millones a decidir sobre nuestro futuro.

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