ASUNCIÓN. Pasarse las manos es una convención antigua. En la edad media -señalan historiadores- los caballeros lo aplicaban no como simple saludo, sino también como garantía de que su contraparte no esgrima su espada o cuchillo para atacarlo.
El apretón de manos que se dieron hoy en el Senado Calé Galaverna y Payo Cubas, podría haber revivido algo de aquel antiguo temor ante un eventual ataque.
Cuando Cubas se levantó de su banca y enfiló hacia donde estaba Galaverna, periodistas y senadores que esperaban el inicio de sesión, activaron el “modo” alta atención. Muchos esperaron que un nuevo episodio de violencia física estaba en puerta.
Sin embargo, ocurrió lo inesperado. Payo se acercó y le pasó la “diestra” a Galaverna, quien aceptó el apretón. Y no solo eso: por espacio de dos minutos (contados por varios de los presentes) ambos conversaron no se sabe de qué, pero a juzgar por la expresión de los dos, conversaron en tono “amistoso”.
Por ahora el intercambio de baños con agua mineral que se habían propinado no tiene señales de repetición. Pero el cambiante carácter de Cubas, no da garantías de que ello no vaya a volver a ocurrir.