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“Los medios” y su patota, fracasaron

Una minoría patotera de senadores, que desde hace más de dos años viene tiroteando al país bajo la línea de flotación, ayer intentó llevarse todo por delante, en el afán de evitar que la mayoría realice la sesión extraordinaria que había solicitado para reformar el reglamento interno, como paso previo para dar curso a la enmienda pro-reelección. El fantoche que funge de presidente del Congreso, Robert Acevedo, sobre quien pesa una tonelada de cargos por sus fuertes vínculos con el narcotráfico, rechazó dos solicitudes de la mayoría. La estrategia del “grupete” era por demás evidente: “Hacer quilombo dentro y fuera del Congreso” para impedir a cualquier costo que se reúna el pleno, de acuerdo a lo anunciado hace más de un mes por Desirée Masi. Pero como afuera no volaban ni las moscas, montaron el circo en el recinto del Parlamento, “tomando” por asalto las salas de sesiones del Senado, de la Cámara Baja e incluso de la Comisión Bicameral , con la ayuda de una docena de diputados igual de desquiciados. Conclusión, fracasaron. La mayoría deliberó en la oficina de la bancada del Frente Guasu, aprobó los cambios, que tenían dictamen favorable de Comisión y así, al fin, el proceso de enmienda ya está en marcha.

La jornada se desarrolló en medio de hechos risibles, cuando no grotescos, protagonizados por  “marioabdistas”, “efrainistas” y sus aliados de partidos menores. Desirée sentada en el sillón de la presidencia, retrataba el grado que había alcanzado el delirio, mientras Luis Alberto Wagner, ya muy entrado en años para tanta desubicación, solataba algunas bofetadas a sus adversarios y Silvio “trato apu’a” Ovelar retaba a “moquete” a otros.  Por turno se desgañitaban acusando de “golpistas” a la mayoría compuesta por el oficialismo colorado, el llanismo y el Frente Guasu, a quienes ellos, siendo minoría, les negaban el derecho a instalar la sesión extraordianria, como manda el reglamento.

Acevedo, a esas alturas devenido en una suerte de Napoleón del Tercer Mundo, se sintió con la facultad -que nunca tuvo- de ponerse por encima de sus pares y rechazar los dos pedidos de sus colegas. Ante tamaño incumplimiento de sus funciones, correspondía que la convocatoria hiciera el vicepresidente primero, Eduardo Petta, quien sin embargo se limitaba a vociferar algunos disparates y reconocer los poderes plenipotenciarios de su presidente, por lo cual, como prevén las reglas del colegiado, la responsabilidad recayó en el vicepresidente segundo, Julio Velázquez, que sí lo hizo.

El comportamiento de algunos periodistas fue tan bochornoso como el de los senadores a los que son funcionales por orden de sus patrones. Radio Cardinal, reducida a escombros tras ser absorbida por ABC Color, pintaba la situación como si el país estaba al borde del estallido, lo que solo estaba en la imaginación de sus conductores y cronistas; mientras otros periodistas de los medios hegemónicos daban riendas sueltas a su histerismo, superando por momentos a la propia Masi. Una vergüenza.

Hoy y en el curso de los próximos días, es harto probable que los medios de Zuccolillo y Vierci, que falsamente se atribuyen la voz de toda la prensa, se rasguen las vestiduras, se corten las venas y poco más practiquen el “harakiri” por lo que seguramente calificarán como “golpe parlamentario”, el cual sería único en su género, porque habría sido perpetrado por la mayoría, siguiendo los procedimientos reglamentarios.

Sin embargo, lo que digan sobre los hechos de la víspera carece de relevancia, salvo para constatar, una vez más, cuán apegados están a la tergiversación de la verdad, haciendo del engaño su “modus operandi” por excelencia.

Lo cierto es que, a pesar de todos los recursos que invirtieron para abortar la sesión extra, fracasaron estrepitosamente y que 4.000.000 de paraguayos podremos ejercer proximamente el derecho a decidir si aprobamos o rechazamos la reelección. Un derecho que los auténticos enemigos de la democracia nos quisieron negar a toda costa.

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